Novo Mesoiro celebró ayer la inauguración oficial de su polideportivo, unas instalaciones que, según el representante de la asociación de vecinos, Daniel Ali, no está completa todavía, ya que le falta por construir la piscina que les gustaría que tuviese; una posibilidad más para que pequeños y mayores conviviesen con el deporte como telón de fondo. El alcalde descubrió la pertinente placa y aprovechó el día de fiesta para reprobar la campaña del PP contra los realojos en el barrio, que acabó con la promesa del propio regidor coruñés de que no se iban a trasladar a chabolistas a los edificios de protección.

"Hay mucho por hacer", fue la única promesa que, ayer, le pudieron arrancar al alcalde, Javier Losada, los vecinos y curiosos que quisieron ser los primeros en sentarse en las gradas de un polideportivo en el que tendrán su sede, como en otros puntos de la ciudad, las escuelas deportivas municipales y algunas de las asociaciones del barrio que precisen las dos canastas que cuelgan del techo o las dos porterías que flanquean la pista azul del nuevo complejo.

"Es una etapa más hacia la meta para construir uno de los mejores barrios de la ciudad, de los más modernos y equipados; del que todos se sientan orgullosos; un barrio de bienestar y progreso; un barrio de futuro", dijo ayer en su discurso el alcalde.

El regidor criticó ante los micrófonos del Concello, que Novo Mesoiro había sido un lugar que lo había pasado mal cuando "los de siempre", en referencia a los miembros del Partido Popular, "habían querido alterar la convivencia" del barrio. Acusó a los de Carlos Negreira de haber propagado "mentiras masivas y acusaciones infundadas" sobre los realojos de los chabolistas del asentamiento de Penamoa. Los populares también estaban en el acto, compartiendo gradas con los vecinos y otros concejales como la edil de Cultura, María Xosé Bravo, o la titular de Medio Ambiente, Nieves Vázquez.

"Es una etapa también superada y el paso del tiempo y la realidad de los hechos nos han vuelto a dar la razón", sentenció el alcalde que, a pesar de que ni en las gradas ni en la pista se podía entender con nitidez su discurso, se llevó el aplauso de los vecinos que, ayer, decidieron saltarse la hora de la merienda para ver de cerca cómo el regidor municipal le tiraba un penalti de balonmano a un niño que se atrevió a ponerse en la portería y que dejó que la pelota tocase la red.

A la pista bajaron también los jóvenes que integran el Club de Baloncesto Brigantium, el Club de Balonmano OAR y tres grupos de aros, mazas y pelotas del Club de Gimnasia Rítmica María Barbeito.

Fueron diez millones de euros de inversión y un proyecto de futuro que el concejal de Deportes, Xan Martínez Cajigal, aseguró que estaba cimentado sobre cosas buenas. "No venimos aquí con nada malo", se le entendió al edil, en el principio de su discurso, alterado por la acústica del lugar.