Una patrulla de la Policía Local y dos de la Nacional acudieron la medianoche del miércoles al jueves a la plazuela de los Ángeles alertados por los vecinos a causa del espectáculo visual y sonoro protagonizado por un grupo de veinte jóvenes vestidos únicamente con calzoncillos y tenis que cantaban bajo las ventanas de la residencia femenina de las religiosas de María Inmaculada.

Una apuesta o una novatada pudo ser el origen del sorprendente e hilarante suceso que vivieron con estupor los vecinos de la plazuela de los Ángeles. Media hora después de la medianoche del miércoles, un grupo de unos veinte chicos muy jóvenes bajaban corriendo por Nuestra Señora del Rosario vestidos únicamente con boxers o slips y tenis. Se detuvieron al pie de las ventanas de la parte trasera de las religiosas de María Inmaculada, que tienen en este edificio una residencia para chicas jóvenes que estudian o trabajan. En la planta baja, además, existe una capilla.

Los jóvenes comenzaron a corear consignas y canciones, algunas de tono bastante subido, y el vocerío despertó a algunos residentes de los edificios de la plaza. "Tira un tanga, tira un tanga", fue una de las frases que gritaron.

Varias chicas se asomaron a las ventanas de una de las plantas del edificio pero en lugar de arrojarles prendas interiores como les reclamaban (aunque alguna sí cayó), les lanzaron una docena de cubos de agua.

Tras los primeros cubos de agua los jóvenes optaron por celebrarlos en lugar de esquivarlos y animaron a las chicas. "Tira un cubo, tira un cubo", gritaron mientras se situaban estratégicamente bajo la ventana para que todo el chorro les cayera encima.

Los gritos y canciones fueron acompañados de preparadas coreografías y los chavales movían los brazos, se sentaban en el suelo y hacían como que remaban.

Las jóvenes de las ventanas se mostraron divertidas por lo que sucedía y para provocarles un poco agarraron tangas en la mano y los agitaron haciendo círculos al estilo de los vaqueros con el lazo para atrapar terneros. La euforia se fue apoderando de los chavales, que en determinado momento incluso terminaron cantando el clásico de los tunos, Clavelitos.

La sorprendente función nocturna en la Ciudad Vieja, seguida por decenas de vecinos desde las ventanas de los edificios, duraba poco más de veinte minutos cuando se oyó el grito de advertencia de un chico en bicicleta que vigilaba en la entrada de la calle Troncoso (otros ciclistas estaban en las vías adyacentes).

Los juerguistas de repente empezaron a correr y cuando un vehículo de la Policía Local asomó por Troncoso ya no quedaban más que dos o tres escapando por las calles de la Ciudad Vieja.

La policía estuvo unos minutos en la plaza mientras los jóvenes se vestían en la calle Nuestra Señora del Rosario y seguían con sus cánticos. Unos minutos después llegó otra patrulla de la Policía Municipal pero al ver que ya había un vehículo se fue por Troncoso.

Los locales se marcharon finalmente y dos minutos después llegaron dos vehículos de la Policía Nacional que se detuvieron en la plazuela y observaron a algunos de los chicos, ya vestidos, que seguían rondando por la zona y cantando. Los agentes terminaron por marcharse y finalizó el incidente en esta plaza, que en total duró unos cuarenta minutos.

Los protagonistas del peculiar suceso terminaron la noche en el Orzán, ya totalmente vestidos, aunque aún incapaces de olvidar la gesta que habían realizado ante la residencia de jóvenes. "Tira un cubo, tira un cubo", repetían al unísono mientras pasaban por la popular zona de copas.