Los comerciantes reclamaron ayer medidas concretas al Ayuntamiento para mejorar la situación que atraviesa el sector y al mismo tiempo cargaron contra los argumentos que emplean las administraciones para justificar la proliferación de grandes superficies, en especial la relacionada con el empleo. La manifestación convocada por el pequeño comercio logró reunir ayer en la plaza de María Pita a más de 4.000 personas, según los convocantes, que descargaron directamente su frustración contra el Gobierno local y la figura del alcalde, Javier Losada. La cifra desciende hasta los 600 según los cálculos de la Policía Local. En el desarrollo de toda la concentración se repitieron las quejas que desde hace unas semanas, cuando decidieron movilizarse para presionar al Concello, han formulado los representantes del comercio: la proliferación de grandes superficies, la ausencia de medidas que ayuden al sector a superar la crisis y los pasos dados por la Administración local para arrinconar a las tiendas de carácter más tradicional.

La marcha hacia María Pita arrancó en el Obelisco de manera prácticamente silenciosa, sin que apenas se escucharan las protestas y proclamas que más tarde, ya frente al Palacio Municipal, dirigieron al alcalde, quien en esos momentos se encontraba en la Real Academia Gallega de Bellas Artes en la ceremonia de entrega al director de la Orquesta Sinfónica de Galicia, Víctor Pablo Pérez, de la medalla de académico correspondiente de la institución. Losada se ahorró así los gritos de dimisión que le dirigieron buena parte de los manifestantes durante la lectura del manifestó que efectuó el presidente de la Federación Provincial de Comercio, Miguel Agromayor. Desde la base de la estatua de María Pita, el representante de todo el sector, acompañado de los dirigentes de las asociaciones comerciales existentes en la ciudad denunció las "posturas arbitrarias" que soportan los pequeños establecimientos y por consiguiente la "precaria" situación económica que experimentan "cientos de familias". Lo hizo desmontando el "argumento falaz" que, a su juicio, emplean los políticos para justificar la proliferación de centros comerciales que ha experimentado la ciudad durante las últimas tres décadas.

Lejos de lo que proclaman las administraciones -denunció ayer Agromayor-, las grandes superficies no suponen una fuente de creación de empleo que contrarreste la pérdida de puestos de trabajo derivada del cierre de pequeños comercios que, según sus argumentos, lleva aparejada la apertura de cualquier gran superficie. De acuerdo a los datos que leyó ayer el presidente de la Federación Provincial de Comercio, los más de 2.750 empleos propiciados por la apertura de centros comerciales no han servido para compensar los más de 8.000 puestos de trabajo que ha perdido el pequeño comercio en la ciudad durante la última década. "No es verdad", proclamó Agromayor sobre el argumento de los políticos.

El representante de los comerciantes recordó que en el año 2000 existían en la ciudad alrededor de 7.500 comercios con una media de dos empleados cada uno. De esos más de 14.000 puestos de trabajo se han destruido hasta la fecha más de 8.000, dijo. En cambio, los centros comerciales no han cubierto ese hueco y los 250 empleos de media que ofrecen cada uno de los 11 existentes en la ciudad apenas sirven para cuadrar las cifras. "Las cifras no mienten, las grandes superficies generan prácticamente la mitad", reflexionó Agromayor al pie de la estatua de María Pita. "Estamos hablando de una pérdida de 5.000 empleos -continuó el presidente de la Federación Provincial de Comercio-. Así que, por favor no nos vendan este argumento falaz a vecinos, comerciantes y consumidores".

Las críticas hacia los posibles beneficios sobre la generación de empleo que poseen las grandes superficies se dirigieron también hacia las condiciones laborales que, de acuerdo a Agromayor, ofrecen las firmas y cadenas que se establecen en este tipo de establecimientos. "De estos empleos que aportan las grandes superficies la mayor parte son contratos temporales y parciales", aseguró Miguel Agromayor. "Nosotros, lo podemos decir bien alto, el empleo que damos es estable", manifestó a continuación en su carga contra los centros comerciales.

Los reproches se trasladaron entonces ya de manera más directa hacia el Ayuntamiento y las actuaciones que ha venido desempeñando durante los últimos años. Algunas de ellas, según las palabras del presidente de la federación de comercio, han venido a "colmar la gota que rebosa el vaso". La ampliación de aceras, la implantación del carril bus en determinadas zonas y la colocación de medianas y bolardos en algunos puntos de la ciudad también han contribuido según los comerciantes a aumentar el "agracio e injusticia hacia el comercio tradicional". "Desde el Consistorio nos lo justifican comparándolos con el embellecimiento y calidad de vida que no tienen que ver con la nuestra", lamentó Agromayor. "Lo que nunca desde esta federación cuestionaremos es su legalidad, pero sí cuestionaremos su oportunidad y su falta de diálogo", añadió durante su discurso el representante de los comerciantes.

Un discurso que en determinadas ocasiones fue interrumpido por los aplausos y los gritos de las personas que se concentraron en María Pita. El blanco de las protestas fue principalmente Losada, pero también hubo proclamas dirigidas al primer teniente de alcalde y máximo responsable de la política municipal de comercio, Henrique Tello. Sin embargo, fue la mención a la rotonda construida para garantizar el acceso a Ikea en el mes de julio lo que generó reacciones más airadas por parte de las personas concentradas en la plaza de María Pita. "A nosotros nos ponen obstáculos y a los centros comerciales les hacen rotondas pagando horas extras con el dinero público para apurar la apertura del local en el día pactado. Preguntaos, ¿a nosotros nos tratarían igual?, se cuestionó Miguel Agromayor.

La concentración reunió también a algunos representantes políticos. Junto a los comerciantes pudo verse al portavoz municipal del Partido Popular, Carlos Negreira, acompañado de algunos de sus concejales. También se encontraba mezclado entre los manifestantes el líder de Unión Coruñesa, Carlos Marcos. Los populares reclamaron al Ayuntamiento que atienda el "clamor" de los ciudadanos y modifique sus políticas para favorecer al pequeño comercio. El PP volvió a insistir en los efectos negativos que tiene sobre los barrios el cierre de establecimientos tradicionales.

El Bloque Nacionalista Galego (BNG), a través del que será el próximo candidato a la Alcaldía, Xosé Manuel Carril, que no asistió a la marcha, reclamó a la Xunta que deje de "incentivar" las grandes áreas comerciales y perjudicar al pequeño comercio. "El sector padece una situación crítica que se debe a las planificaciones urbanísticas adoptadas antes de la llegada del BNG al Gobierno municipal", indicó Carril.