Iria Brandariz, de Arquitectos Sin Fronteras, ofreció ayer, junto a su compañera Cristina Nieto, una charla sobre el problema del chabolismo en la ciudad: Evolución, situación y perspectivas de futuro de los asentamientos precarios en el Ayuntamiento de A Coruña. Crítica con la gestión municipal, ve necesario planificar mejor las actuaciones para la integración social de las familias que viven en los poblados.

-El título de la conferencia, cuando califica los asentamientos de precarios, ya deja claro que desde Arquitectos Sin Fronteras consideran que las políticas para la inclusión de los chabolistas en A Coruña son mejorables. ¿Cómo cree que se encuentra en la actualidad este problema?

-Debemos insistir en las condiciones precarias que se producen en diferentes ámbitos: vivienda, empleo y servicios como luz, fontanería, recogida de basura o comunicaciones. Desde que se originaron los asentamientos, las condiciones de precariedad en las que viven (los chabolistas) son las mismas. La situación se ha caracterizado por un desplazamiento de los asentamientos. En los ochenta, la mayoría de los asentamientos estaban dentro de la ciudad y luego, conforme iban desapareciendo, surgieron otros en la periferia, que son los que quedan. Ahora incluso se desplazan fuera del municipio. Todos estos movimientos no solucionan sus condiciones de exclusión.

-¿Es decir, que según usted lo único que se ha hecho es cambiar la problemática de sitio?

-Exacto, se mueve el problema pero no se soluciona.

-¿Cómo ve la actuación, en general, del Ayuntamiento?

-A la gestión municipal le falta una visión integral. Se centran en el tema de la vivienda pero no tienen en cuenta medidas en favor del empleo y la formación. Siempre son actuaciones puntuales, falta una continuidad. También falta una visión global de los asentamientos a nivel de ciudad. Parecen como núcleos aislados, subciudades dentro de la ciudad. No hay un tratamiento global para que esas personas se integren y puedan ejercer el pleno derecho a la ciudadanía como todos los demás. Es necesario una buena planificación, un buen diagnóstico.

-Quizás Penamoa es el asentamiento chabolista del que más se ha hablado y fue desde que se empezó a construir la tercera ronda. ¿Tiene la sensación de que la sociedad sólo mira a este tipo de poblados porque afectan al desarrollo de proyectos de la ciudad?

-Las intervenciones que se llevan a cabo parten de intereses económicos y estratégicos, pero no de una motivación social. Si se da prioridad a la atención de los asentamientos no es para conseguir su inclusión social, sino porque existen otros intereses económicos.

-¿Cree que el caso de Penamoa se puede repetir en A Pasaxe cuando se apruebe el proyecto urbanístico?

-Exacto. Los asentamientos ya están en la periferia, pero como le afectan a estas infraestructuras van a moverse a concellos limítrofes.

-En el municipio de Arteixo, por ejemplo, ya se han generado quejas.

-Sí. La gestión del Ayuntamiento carece de una falta de coordinación con los municipios limítrofes, muy necesaria para abordar este tema. La desaparición de los asentamientos precarios que había dentro de la ciudad era porque se localizaban en zonas urbanas muy céntricas. Se fueron desplazando y mientras estén en sitios que no molesten, no se producirá una intervención municipal.

-¿Cree usted que al hablarse tanto de Penamoa al final parece que el resto de asentamientos no existe en la ciudad, como que se descuidan?

-En A Pasaxe y en As Rañas tenemos otros asentamientos que sufren todas esas condiciones precarias e infrahumanas y a todos los niveles. ¿Qué pasa? Que no se habla de ellos, pero continúan ahí.

-¿Los problemas en los diferentes poblados de A Coruña son los mismos o existe alguno donde la precariedad de la que habla es mayor?

-Quizás, podríamos decir que en A Pasaxe, pero en general las condiciones de precariedad son comunes en todos. Se encuentran en unas condiciones tan vulnerables que los llevan a esta exclusión social, pero en una situación límite se encuentra el asentamiento de A Pasaxe, hay que abordar el tema de forma urgente. Las familias que allí residen no pueden vivir en esas condiciones.

-¿Existe bastante desinformación sobre este asunto?

-Sí. Por eso el objetivo de esta jornada era visibilizar el tema para que la ciudadanía sea consciente de lo que hay. Los asentamientos no son islas. Se trata de construir ciudad entre todos, es una corresponsabilidad de los poderes públicos y de los ciudadanos. Lo primero es que se conozca esta situación.

-Que Penamoa siempre se vincule al tráfico de drogas o que el poblado de A Pasaxe esté relacionado con el furtivismo en la ría tampoco ayuda a la inserción social de estas familias.

-Las imágenes que criminalizan y caricaturizan a estos asentamientos forman parte del juego que fomenta la exclusión social, en lugar de buscar herramientas para conseguir una convivencia intercultural entre todos.

-La desaparición de Penamoa ha terminado en los juzgados, para echar del poblado a los últimos chabolistas. ¿Cree que existen otras alternativas para solucionar el problema antes de llegar a la intervención de los tribunales?

-Se trata de planificar bien las cosas, de hacer unos diagnósticos previos y saber lo que es un problema policial y judicial y lo que es un problema social. Se trata de diferenciar, pero para eso hay que identificar con mucha antelación los problemas e implicar de forma activa a la población. Cuando esa fase previa no existe es cuando se generan problemas como el de Penamoa.

-El informe de Arquitectos Sin Fronteras que presentaron en diciembre era muy crítico con el Ayuntamiento, por proyectar obras que no se han llegado a ejecutar. ¿Qué se debe hacer para reconducir la situación?

-Penamoa, como As Rañas, fue una intervención fallida desde el principio. Faltó toda la fase previa de diagnóstico y de implicación de la sociedad. Para solucionar el problema de As Rañas, lo primero y lo básico es que exista una coordinación entre las diferentes concejalías. Aquí hay un tema urbanístico importante y pensamos que desde la coordinación se podría alcanzar una solución.