La propuesta que figura en el Plan de Movilidad que prepara el Ayuntamiento acerca de la extensión de la ORA a todo el casco urbano para solucionar el problema del estacionamiento es rechazada de forma mayoritaria por los colectivos vecinales cuyos barrios carecen ahora de este sistema de regulación del aparcamiento, que no consideran viable.

"No me parece nada bien que implanten la ORA en mi barrio", afirma Manuel Ponte, presidente de la asociación de vecinos de Urbanización Soto, quien desconfía de la intención del Gobierno local de negociar esta iniciativa con los afectados, ya que asegura que su colectivo nunca es consultado ni se atienden sus reclamaciones. "Dudo de que consulten con los vecinos viendo cómo arreglan las calles sin preguntarles, por lo que dudo mucho de que esa idea vaya a tener éxito en nuestro barrio", explica Ponte, quien admite la falta de espacio para aparcar pero que se muestra convencido de que la ORA "no es la solución para este barrio", en el que cree que la eliminación de tapones urbanísticos crearía más lugares para dejar los coches.

Las reformas de las plazas de España y de Fuente Seoane, así como de la calle Orillamar han eliminado un elevado número de plazas de aparcamiento, en opinión de José Ucha, presidente del colectivo de residentes en Monte Alto, quien señala que esta carestía lleva a muchos conductores a estacionar en los pasos de peatones, en las aceras y en la gasolinera de la avenida de Navarra cuando está cerrada.

"Pienso que no va a arreglar nada, lo único que van a hacer es cobrar, porque la gente aparcaría en el mismo sitio pero pagando", estima Ucha, quien acepta la conveniencia de más aparcamientos subterráneos, aunque advierte de que si primero se eliminan las plazas en superficie y luego se construyen esos estacionamientos, "se está creando una necesidad, lo que es una forma de recaudación".

También Francisco Graña, responsable de la asociación del Agra do Orzán, se muestra crítico con la propuesta del Plan de Movilidad sobre la ORA. En su opinión, "lo que quieren es seguir la política de Busquets, que vio muchos coches aparcados en la ciudad y dijo que había que sacarlos". Graña recuerda que los vecinos de su barrio precisan del coche para desplazarse a trabajar y que muchas personas carecen de recursos para pagar una plaza de garaje.

Para este dirigente vecinal, la construcción de aceras más anchas es una estrategia que persigue "desplazar los vehículos de la superficie y generar una demanda rabiosa de aparcamientos". Pese a que la propuesta municipal prevé un sustancial incremento de las zonas reservadas a los residentes en los barrios a los que se extienda la ORA, Graña considera que no serían suficientes "porque están suprimiendo las plazas en superficie" y rechaza de forma rotunda la implantación del sistema en el Agra do Orzán.

"Es una medida que hay que pensar mucho porque hay sitios que no tienen donde aparcar al margen de la superficie", comenta acerca de esta iniciativa Enrique Fernández Maceiras, presidente de la organización vecinal de Labañou, donde el único aparcamiento subterráneo público esta situado en la plaza de la Tolerancia. El Plan de Movilidad plantea la construcción de estacionamientos con precios más baratos que la ORA, pero este portavoz de los residentes se pregunta que si los promueven empresas privadas cómo se les exigirá que sus tarifas sean tan reducidas.

"La idea sería buena si se pudiera conseguir que el precio del aparcamiento privado lo fijase el Ayuntamiento", explica Fernández Maceiras, quien prevé que los conductores que sólo tengan medios para aparcar en la calle protestarán contra la puesta en marcha de esta medida, incluso aunque la mayor parte de las plazas de la ORA sean para los residentes. Esta asociación propuso al Ayuntamiento la construcción de un aparcamiento en el entorno de las viviendas del Carmen, ya que los centros educativos de la zona generan grandes atascos, agravados por la colocación de bolardos y el ensanchamiento de las aceras, que han reducido el espacio para aparcar. "El que tiene un coche debe tener un sitio para aparcarlo, pero en esta zona, aún queriendo pagar por hacerlo, no se puede", sentencia Maceiras.

"Creo que eso es una parte del Plan de Movilidad, habrá que verlo todo en su momento", manifiesta Domingo Verdini, representante de la asociación de O Castrillón, quien evita comentar más en profundidad esta propuesta hasta que se detalle más su contenido, aunque expresa su satisfacción porque implique la apertura de un proceso de participación ciudadana, ya que este colectivo lo ha reclamado en numerosas ocasiones.

Para Margarita Santiago, de la asociación de A Gaiteira-Os Castros, la extensión de la ORA a todas las calles de la ciudad "no es posible en todas las calles porque en ninguna parte es así". Santiago destaca la existencia en su barrio de numerosos edificios altos con un gran número de vecinos y por lo tanto de automóviles, a lo que también se suma la existencia de muchos inmuebles antiguos que carecen de garajes, por lo que le parece adecuado que se negociase la reducción de las tarifas de los aparcamientos subterráneos para fomentar su utilización por los residentes.

"Habrá que mirar en cada barrio lo que es más adecuado", opina Davida Alba, presidente del colectivo de Matogrande, barrio en el que el Ayuntamiento proyectó hace un año la aplicación de la ORA, aunque finalmente desistió de hacerlo. Este representante reconoce que, pagar el impuesto de circulación "no da derecho a aparcar" y entiende que la pretensión municipal "es que la gente no deje el coche todo el día aparcado en la calle".

Alba pone de relieve que los barrios más antiguos no disponen de aparcamiento en los propios edificios ni en sus proximidades, por lo que en esas zonas la ORA debe primar el espacio para los residentes. En el caso de Matogrande, donde los inmuebles son modernos y disponen de garajes y además se cuenta con un aparcamiento público, el portavoz vecinal estima que la ORA "quizás tendría que estar orientada hacia el comercio para que roten los coches", por lo que piensa que podría ser una buena iniciativa, aunque advierte de que previamente debe ser "consensuada entre todos, incluidos los políticos, para que el siguiente gobierno no la eche abajo".

Para Alba, la escasez de plazas de estacionamiento en la ciudad debe animar a los responsables políticos a buscar que los aparcamientos de uso público que aplican las tarifas más elevadas las reduzcan para que se adapten a las circunstancias actuales y así "incentivar que la gente no aparque en cualquier sitio".