Un hombre ha sido condenado a una pena de tres meses de prisión por maltratar a un perro al que ató con una cadena metálica alrededor del cuello y junto a un bidón oxidado ubicado en una finca. El juez considera probado que el condenado era consciente del sufrimiento que causaría al animal el sistema utilizado para sujetarlo, así como de que el bidón que le dejó a modo de guarida no era el lugar más adecuado para que el perro se refugiara del frío y de la lluvia.

"Lo llevó a una parcela de su propiedad ubicada en la localidad de Noia y, una vez allí, con plena conciencia del sufrimiento que le suponía y con intención de causárselo, le ató fuertemente con una cadena metálica directamente alrededor del cuello y lo dejó en un bidón oxidado y cortado a modo de guarida", explica el juez en el apartado de hechos probados al exponer que el condenado, no sólo conocía los daños que le causaría al animal, sino que su intención era precisamente la de infligírselos.

El juez también destaca la prolongación de este maltrato en el tiempo, al mencionar que el procesado dejó al perro en tan dolorosa situación durante varias semanas. El acusado no liberó al perro de sus ataduras a pesar de haber comprobado, en varias visitas que realizó a la finca, el progresivo deterioro del animal. "Lo mantuvo en esta situación a pesar de tener conocimiento del estado y del sufrimiento del perro, pues realizaba visitas periódicas al lugar en el que éste se encontraba", explica el documento de la sentencia.

Los padecimientos del animal se prolongaron hasta que agentes de la Guardia Civil se desplazaron al lugar tras haber recibido una llamada en la que un vecino anónimo había denunciado la situación en la que se encontraba el perro. La presión que ejercía la cadena sobre el cuello del animal era tal que los agentes tuvieron incluso que cortarla para poder liberar al perro. "Retiraron la cadena de acero del perro, para lo cual tuvieron que cortar algunos eslabones con una cizalla", expone el juez.

El tiempo que estuvo atado y la fuerza con la que su amo lo había sujetado provocó que determinadas partes de la cadena llegaran a incrustarse en el cuello del perro, quedando dentro de su piel después de que cicatrizaran las heridas. El juez explica en el apartado de hechos probados de la sentencia que el animal tenía el cuello en carne viva cuando fue encontrado por los agentes de la Guardia Civil y sufrió numerosas úlceras, de extensión y profundidad variable en la región dorsal. Aunque el juez no especifica el tiempo exacto que necesitó el animal para recuperarse de estas heridas, sí menciona que necesitó "un proceso de larga duración" para que se completara la limpieza y desinfección de todas las zonas afectadas.

El animal al que maltrató el acusado, según informa el juez en el apartado de hechos probados, es un ejemplar mestizo de entre uno y dos años que el propio condenado había comprado poco antes de atarlo en la finca.

La pena de tres meses de prisión no es la única con la que el propietario del animal deberá pagar por la comisión de un delito de maltrato a animales domésticos. El juez ha impuesto al condenado otra pena por la que tendrá prohibido ejercer cualquier actividad o profesión relacionada con los animales durante un período de dos años. El juez precisa que no existen circunstancias agravantes ni atenuantes que deban ser tenidas en cuenta, lo que significa que el acusado carece de antecedentes.