La ciudad de A Coruña sola tiene más población chabolista que las provincias de Lugo y Ourense juntas, a pesar de que, en los últimos cuatro años, según la Fundación Secretariado Gitano, ha reducido el número de personas que reside en infraviviendas. Con el desmantelamiento de Penamoa, que está todavía en proceso, ha conseguido quitarse el sambenito de superar el número de chabolistas de las seis grandes ciudades gallegas juntas, aún así, sigue a la cabeza de la lista al ser el municipio que más residentes en precario acumula.

En sus cuatro asentamientos, Penamoa, As Rañas, O Portiño y A Pasaxe, resisten 161 familias, aunque, según el Ayuntamiento, esta cifra se reducirá a medida que avance el mes, porque se harán efectivos los desalojos forzosos de las 19 barracas que quedan todavía en pie en Penamoa. Cuando este proceso haya terminado, el Concello habrá reducido a la mitad el número de familias que viven en precario en la ciudad y, si se cumplen los planes de la edil de Servicios Sociales, Silvia Longueira, el próximo año y medio, la cifra de chabolistas se quedará en 86 familias, ya que la previsión municipal es que antes de 2013, los 56 núcleos que residen en A Pasaxe hayan hecho el cambio de la chabola a la vivienda normalizada.

Longueira asegura que ese proceso ha comenzado ya, aunque el colectivo de Arquitectos sen Fronteiras se muestra escéptico ante este calendario de objetivos, porque hubo ya promesas anteriores de dignificar las viviendas de los residentes en el poblado de As Rañas que nunca se llegaron a cumplir.

Según la Fundación Secretariado Gitano, A Coruña se ha enfrentado al problema del chabolismo acometiendo el desmantelamiento del núcleo más conflictivo, por lo que considera que, a partir de ahora, el trabajo para erradicar las infraviviendas del mapa de la ciudad será más sencillo.

Pero ¿qué pasará cuando se terminen las ayudas a los realojos, cuando los chabolistas dejen de percibir dinero por haber abandonado sus barracas y tengan que enfrentarse con sus ingresos a los plazos de la hipoteca o a los recibos del alquiler? En la historia de la ciudad ha habido realojos anteriores, como los de Orillamar, Veramar, Oleoducto y Casablanca que atendieron a un plan de erradicación del chabolismo y, según las cifras, la mayor parte de esta población no volvió a engrosar la lista de habitantes de infraviviendas, cuando menos, no en la ciudad. Otro de los desmantelamientos históricos fue el de A Cubela, pero sus residentes pasaron a formar el poblado de Penamoa que, con el tiempo se fue haciendo más y más grande.

Los vecinos de O Portiño -que pertenecen a un barrio en el que hay chabolas pero también edificios que, por el paso de los años y la falta de arreglos, se han quedado en un estado en el que las condiciones de habitabilidad rozan el mínimo- se sienten un poco olvidados por el Concello. Creen que si por sus terrenos pasase una carretera o que si un centro comercial quisiese implantarse en sus dominios, ya no estarían viviendo allí, que se habría puesto en marcha un programa de erradicación del chabolismo similar al de Penamoa y que, entonces, su futuro sería diferente, ajeno a la humedad y a las barracas de madera. Su realojo depende del desarrollo de la macrourbanización de la zona.

O Portiño es un caso bien diferente al de los habitantes de Penamoa o de la Conservera Celta, porque su población se mantiene desde hace cuatro años y porque no existen grandes conflictos en él. De hecho, fueron los habitantes de este poblado los que le pidieron expresamente al Concello que no realojase allí a chabolistas de Penamoa porque temían que su llegada al barrio rompiese la paz social que, entre todos, habían conseguido forjar y porque la palabra Penamoa va, inevitablemente, unida a la droga.

Así como para A Pasaxe el Ayuntamiento tiene ya un plan trazado de erradicación del chabolismo, para As Rañas no hay más proyecto que el de "dignificar" la zona y las viviendas que se erigen en el barrio. El arquitecto Santiago Cirugeda, que diseñó unos módulos de convivencia para reeducar a los habitantes de Penamoa que apenas si se utilizaron, dirigió el plan de lavado de cara de As Rañas, otro proyecto que se quedó en nada, ya que los vecinos nunca llegaron a hacer realidad todas las letras que había escrito el arquitecto y que incluían la autoconstrucción de viviendas.

Longueira ha asegurado esta semana que el proceso de erradicación del chabolismo en As Rañas estaba paralizado hasta que los vecinos cumpliesen unos requisitos que no fueron especificados, y que, según Arquitectos sen Fronteiras, un colectivo que trabaja en la zona, los afectados desconocen por completo porque cambian cada día.

Para el Ayuntamiento, no todas las cifras del censo responden a chabolismo real, de familias sin recursos que viven en la miseria porque no tienen nada más que la humedad que recorre sus paredes de cartón y madera. Longueira apunta a que existe un sector de los chabolistas que tiene otras viviendas y que utiliza su domicilio en los asentamientos para beneficiarse de las ayudas.