El botellón dejará de ser una preocupación para los vecinos de la Ciudad Vieja, después de que el Ayuntamiento, en la Junta de Gobierno Local que se celebró ayer, tomara la decisión de declarar como zonas de especial protección todas las plazas y vías del casco antiguo. La plaza de Azcárraga ya gozaba de esta especial protección y la Concejalía de Medio Ambiente había avanzado que la misma suerte correría el atrio de la Colegiata y sus inmediaciones, pero la medida será finalmente más estricta y erradicará el consumo de alcohol en la vía pública de todos los espacios que conforman uno de los barrios cuyos residentes más han protestado por el ruido nocturno y por el vandalismo.

El alcalde de la ciudad, Javier Losada, declaró que esta medida supone un paso más en el intento del Gobierno local por evitar que el ruido y los actos vandálicos empeoren la calidad de vida de los residentes. "Vamos a seguir tomando decisiones conforme a la ley para limitar los ruidos y la utilización de la vía pública para beber por parte de los incívicos", explicó el regidor, que celebró que los trámites para proteger a los residentes y a los bienes patrimoniales frente al problema del botellón llegaran finalmente a buen puerto.

El Ayuntamiento ha informado de que la colocación de los carteles que señalizarán las plazas de la Ciudad Vieja y su entorno como zonas de especial protección comenzará "de inmediato". Las normas que rigen en este tipo de espacios están marcadas por una ordenanza del año 2008, que establece que en las zonas protegidas estarán prohibidas las concentraciones durante la franja que el Concello considera como de descanso nocturno, es decir, desde las diez de la noche hasta las ocho de la madrugada.

Aunque prácticamente todas las concentraciones nocturnas están relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas, el Concello recuerda que la prohibición es general o, lo que es lo mismo, que no sólo está prohibido el botellón, sino cualquier concentración ruidosa que perturbe el descanso de los vecinos de la zona.

La prohibición del botellón en la Ciudad Vieja llega en la misma semana en la que los vecinos del casco antiguo denunciaron el regreso de las concentraciones nocturnas al entorno de la Colegiata. Los residentes habían alertado de ruidos hasta las cuatro de la madrugada y de desperfectos en las fachadas del templo, considerado como Bien de Interés Cultural, debido a los actos vandálicos.

Las quejas de esta semana no han sido las primeras pronunciadas por la asociación de vecinos del casco antiguo debido al botellón en el entorno de Santa Catalina. Sucesos similares ya habían motivado en el pasado verano que el Concello instalara carteles en los que invitaba a los jóvenes a evitar conductas que perturbaran el descanso nocturno. "Ahora, el Ayuntamiento ha dado un paso más y no sólo suma este espacio a las zonas protegidas, sino que opta por la protección integral de toda la Ciudad Vieja", recuerda el Gobierno local tras recordar lo sucedido en los meses estivales.

El Concello recuerda que la declaración de un espacio urbano como de especial protección sólo puede estar motivada por la concurrencia de determinados factores, entre los que se encuentran un uso abusivo del espacio público continuado en el tiempo, un número elevado de personas concentradas en relación a la densidad de viviendas, la existencia de informes previos relativos a la vulneración reiterada de los niveles sonoros permitidos en el interior de las casas y la posible existencia de actos vandálicos. El Gobierno local considera que estas circunstancias son apreciables en las plazas y calles de la Ciudad Vieja.

La presidenta de los vecinos del casco antiguo, Rosa Quiroga, celebró la decisión municipal, aunque insistió en que lo ideal sería que existiera una regulación que, sin prohibir unas concentraciones en la calle que considera propias de la cultura mediterránea y difíciles de erradicar, impida las ruidosas reuniones y el consumo de alcohol en las proximidades de las zonas residenciales o patrimoniales de la ciudad. "Estamos encantados, pero seguimos pensando que es una actividad que hay que regular para que no ande de barrio en barrio", expuso la dirigente vecinal.

Un día después de que el Valedor do Pobo reprendiera al Concello por considerar que había descuidado la vigilancia del colegio de San Pedro de Visma, cuyos juegos infantiles acabaron destrozados tras un incendio que supuestamente causaron los que acudían al patio a hacer botellón, el alcalde ha achacado este suceso, ocurrido en noviembre del pasado año, a las deficiencias que, según el propio regidor, presentan los sistemas de cierre y protección instalados por la Xunta en los centros educativos de la ciudad. "Los cierres autonómicos no siempre son los más adecuados para impedir la entrada en los colegios", expuso el regidor, que añadió que la policía municipal trabaja en estrecha colaboración con los vecinos para que los gamberros no entren en colegios como el de San Pedro de Visma.

El Valedor considera que el Concello es responsable de estos hechos, no sólo por haber permitido de forma indirecta que los vándalos accedieran al recinto, sino también por el tiempo transcurrido desde que ocurrió el suceso hasta que comenzaron las reparaciones -el incendio quemó los columpios en noviembre del pasado año y las obras para restaurar la zona de juegos no empezaron hasta esta semana-. javier Losada asegura que el Concello aceleró los trámites todo lo que pudo, pero que la rígida normativa sobre este tipo de instalaciones impidió que los desperfectos se arreglaran antes. "Los juegos están homologados y hay que pedirlos a unas empresas concretas que tardan en enviarlos. Todo eso lleva un tiempo", comentó el regidor, que acusó al Gobierno autonómico de responsabilizar a los ayuntamientos cada vez que ocurre algo malo.

El alcalde quiso dejar claro que, a pesar de considerar que no es cierto que el Ayuntamiento descuidara sus responsabilidades, respeta las recomendaciones del Valedor. También comentó Losada que si hubo un incendio en los columpios del colegio de San Pedro de Visma es, precisamente, porque el Concello se preocupó de instalarlos en el patio. "Se han quemado unos juegos infantiles porque los he colocado en todos los colegios", comentó.