El ya ex embajador de España ante la Santa Sede no acaba de digerir que amplios sectores del PSOE le veten como Defensor del Pueblo y ahora se ofrece para desempeñar un puesto "institucional" porque, a su juicio, es como más útil puede ser al partido. De vuelta en A Coruña fue entrevistado ayer por Carlos Herrera en Onda Cero y se quejó de que la mayor oposición a que ocupe el cargo que defiende a los ciudadanos frente a las administraciones surge en las filas de su propia formación política.

"No deja de ser paradójico", se lamentó Vázquez, quien identificó las críticas con "sectores minoritarios" del PSOE, a los que reprochó que prefieran "mantener la interinidad" de la actual Defensora del Pueblo durante un año antes que nombrarle a él.

Para el ex alcalde, las razones de esta oposición son sus creencias espirituales, que le llevaron en el pasado a no respaldar las leyes del aborto y el matrimonio homosexual. Sobre esta cuestión, Vázquez aclaró que en ambas ocasiones advirtió previamente al partido sobre sus intenciones y que puso a disposición de la dirección las actas de senador y diputado, aunque la Ejecutiva socialista consideró que votaba en conciencia y optó por que mantuviese sus cargos. Tras despedirse del Papa, el pasado día 14, Vázquez explicó que si la ministra de Sanidad, Leire Pajín, hubiera presentado la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, se habría opuesto.

Frente a las voces contrarias que surgen entre sus compañeros de filas, el ex alcalde presumió de que su trayectoria "no hace surgir rechazos en el PP" y desautorizó las alusiones de algunos socialistas a su falta de carácter conciliador porque, según afirmó, supondría "tanto como poner en entredicho a toda la generación de la transición",

Vázquez se ha estado promoviendo como posible Defensor del Pueblo pero una vez que ha admitido el veto de sectores de su partido afirma ahora que los dimes y diretes acerca de sus posibilidades le hacen sentir "malestar" por ver su nombre mencionado constantemente como candidato desde hace seis meses, lo que le hace pensar que va a estar casi más tiempo en esa situación que el que le correspondería en el desempeño del cargo, una situación que consideró ayer en la entrevista como de "falta de respeto hacia la persona".

Pese a haber cumplido 65 años este mismo mes, Vázquez reiteró que solicitará la reincorporación a su empleo de inspector de Trabajo, iniciativa que calificó de "un buen ejemplo", ya que estimó que el que los políticos tengan una profesión es "la llave y la garantía de su propia independencia de criterio y de conciencia". A preguntas de los contertulios del programa de Carlos Herrera, el ex embajador descartó su regreso a la política gallega y manifestó sus preferencias por un cargo "institucional", en el que cree que puede ser "más útil", en especial porque ve a España "muy crispada" en la actualidad.

Vázquez, que abandonó el Ayuntamiento de A Coruña cuando fue nombrado embajador ante la Santa Sede después de que LA OPINIÓN desvelara los negocios de su familia, aludió a su experiencia como puente con el PP de la mano de Txiki Benegas para abordar la política municipal con Mariano Rajoy y Rita Barberá y manifestó que ese tipo de contactos deben recuperarse para alcanzar un acuerdo nacional sobre asuntos prioritarios: la reforma del estado autonómico para reducir el gasto público, así como las del mercado de trabajo y del sistema electoral.