El director de la concesionaria de la Estación Marítima, Luis del Moral, destaca las ventajas que reporta la nueva oficina de atención al crucerista para los turistas que llegan a la ciudad y que, nada más bajarse del barco, tienen acceso a todo tipo de información sobre la ciudad y las actividades que acoge. A pesar de afirmar que este centro facilita que los visitantes disfruten más de la ciudad, recalca que, si los comerciantes desean aprovechar el potencial de este tipo de turismo, deben flexibilizar sus horarios y calendarios de apertura.

-¿En qué han consistido las mejoras en el centro de atención a cruceristas?

-Ahora hay más personal para atender a los cruceristas, porque antes, cuando venía un barco grande, solo había una o dos chicas y estaban desbordadas. También está previsto hacer una reforma en el interior para que se pueda atender a más personas.

-¿Cuánta gente trabaja en la oficina?

-El número va en función del tamaño del barco y de sus pasajeros. No hay un personal fijo.

-¿Qué servicios ofrece el centro a los turistas que llegan a la ciudad en los cruceros?

-En la oficina se les facilita a los turistas información acerca de lo que se van a encontrar en el puerto y en la ciudad. Ahora, por ejemplo, se les informa sobre actividades como las casetas regionales o la feria del libro.

-¿Cómo puede influir la existencia de esta oficina y su buen funcionamiento en las cifras de cruceros que llegan a la ciudad?

-Es importante para que sigamos creciendo. Confío en que todo esto sirva para incrementar el número de barcos. Lo que está claro es que si el pasajero se marcha más contento porque sabe lo que se puede hacer en la ciudad y la conoce, vendrán más barcos. Las líneas se encargan de llevar a los pasajeros y, si saben que en A Coruña están contentos, seguirán viniendo a la ciudad.

-Los comerciantes lamentan lo poco que aprovechan el turismo de cruceros y la mayoría se queja del escaso tiempo que los visitantes que llegan en barco permanecen en la ciudad.

-Los comerciantes tienen derecho a quejarse y a pedir que los turistas se queden días enteros, pero está claro que tienen adaptar los horarios. Yo, cuando vienen algunos barcos, aunque tengo un horario de oficina que tengo que cumplir y que cumplo, me tengo que levantar a las seis de la mañana. Si es un domingo o un festivo y está el barco, yo también tengo que trabajar. O me adapto yo o no trabajo. Las lamentaciones de los comerciantes me parecen muy bien, pero entiendo que lo que tienen que hacer es ponerse las botas y trabajar. En el puerto de Ferrol hubo dos barcos en un día festivo y los comercios abrieron y cosecharon un gran éxito. El pasajero que viene a A Coruña es el mismo que va a Ferrol. La diferencia es que el comercio de Ferrol abrió y el de aquí no abre. No se puede pretender captar a ese tipo de cliente si se abre a las once de la mañana, se cierra a las dos y no se vuelve a abrir hasta las cinco.

-Pero la oficina puede servir al menos para que los cruceristas se animen más a salir del barco y a pasar más tiempo fuera de él.

-Casi el 100% de la gente sale del barco. Todos quieren tocar tierra. El problema de que estén poco tiempo es porque se encuentran comercios y locales de hostelería cerrados y, al ver una ciudad muerta, deciden volver al barco.

-¿Cuáles son las nacionalidades mayoritarias de los cruceristas que llegan a la ciudad?

-Hay muchos británicos y estadounidenses. También llegan bastantes barcos que son exclusivamente de alemanes. La mayoría son de esas tres nacionalidades, pero hay de otros muchos países. Han llegado a la ciudad japoneses, indios, rusos...

-¿Y en cuanto a edades?

-Depende de la época del año en la que llegue el crucero. Ahora que estamos en los meses de verano en los que la gente tiene vacaciones llega gente joven y, en los meses de invierno, vienen barcos con gente de más edad.