El temor por la vida de su perra y la tensión sufrida durante el tiempo en el que fue maniatada y amordazada y en el que contempló cómo los dos hombres que habían asaltado su vivienda colocaban sus navajas cerca del cuello del animal antes de llevárselo, provocó que la víctima del suceso ocurrido ayer en un piso del edificio número 9 de la calle Tui, en el barrio de Monte Alto, sufriera un ataque de ansiedad y precisara asistencia médica.

Los asaltantes amenazaron con dar muerte a la perra para forzar a la mujer a que les entregara todo su dinero y sus objetos de valor. Al no conseguir un botín acorde a sus expectativas, se llevaron al animal de la casa con la intención de que la víctima les pagara posteriormente para recuperarlo.

Fuentes próximas a los hechos explicaron a este diario que la mujer, de alrededor de 60 años, apenas sufrió lesiones o heridas físicas a causa de las ataduras o de la mordaza; pero añadieron que su nerviosismo y la tensión sufrida en una situación tan violenta hicieron necesaria la intervención de personal sanitario. La principal preocupación de la vecina, a la que los secuestradores demandaron 7.000 euros a cambio del animal y quedaron de llamarla por teléfono, era recuperar a su perro y, por ello, no dejó de repetir tanto a los policías como al personal sanitario lo importante que su mascota es para ella y lo mucho que está dispuesta a sacrificar con tal de recuperarla.

"Si le pasa algo a la perrita, me muero", clamaba la mujer mientras los agentes policiales que acudieron al inmueble para investigar el suceso hacían su trabajo y trataban de localizar algún indicio que les pudiera conducir al paradero de la perra, de raza teckel, cuya imagen aparece en la mayoría de las fotografías que decoran el salón del inmueble de la calle Tui en el que ocurrieron los hechos.

La mujer, que ya padecía problemas de salud, se ha recuperado de la crisis de ansiedad, aunque la incertidumbre acerca del paradero de su mascota y, sobre todo, el hecho de desconocer cómo está el animal provocan que la vecina sienta miedo y prefiera guardar silencio.

Este diario logró ayer ponerse en contacto con ella, pero, en lugar de relatar lo sucedido, la propietaria de la perra secuestrada prefirió callar y colgó el teléfono después de haber declarado que sentía temor a que, de hablar, los que secuestraron al animal tomaran represalias. "No voy a hablar, porque tengo miedo de que maten a mi perra", dijo con voz entrecortada la víctima del asalto a la que le quitaron su mascota.

Los secuestradores, según ha podido saber este diario, optaron por llevarse al perro al comprobar que en la casa no había demasiado dinero y el cariño que la vecina le tenía al animal. La víctima pensaba que los asaltantes le iban a llevar un mueble que había encargado hace meses y, por ello, los esperó con la puerta abierta.