J. A. Portero: Hay una cosa en la que hay que insistir frente a las muchas críticas que se hacen, y es el hecho de quién ha tomado la decisión de proceder a la reforma de la Constitución. La decisión la tomaron los dos grandes partidos que han gobernado España; que son los que reúnen la inmensa mayoría de los escaños en el Congreso y en el Senado; y que acaban de ser revalidados hace tres meses como las grandes fuerzas políticas en los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Cuando esas dos grandes fuerzas toman esa decisión hay que entender que lo hacen conscientes de la gravedad y excepcionalidad de la situación que se vive y conscientes de la importancia de modificar la Constitución y del contenido de la reforma. Eso aporta una cantidad tal de legitimidad a la reforma que aún cuando sea discutible en el contenido, yo creo que en la forma, no. Creo que es una reforma de la que no se puede decir que es un golpe a la democracia o cosas de estas que se han oído a personas con más o menos conocimientos.

J. Sequeiros: La cuestión es que hay un contexto en el cual la prima de riesgo está en los 330 puntos, eso significa que estamos pagando por cada 100 euros que pedimos prestados al exterior, del orden del 5,5%, es enormemente alta. Cada vez hay menos gente dispuesta a prestar. Lo que se hizo fue una especie de guiño en el cual los dos grandes partidos se autoimponen un límite de gasto, o mejor dicho, un límite de déficit, lo cual está muy bien. Lo que sí es importante, incluso más que esto, es el párrafo del artículo 135 en el que prioriza sobre cualquier otro tipo de gasto el reembolso de la deuda y el pago de intereses. Es decir, ustedes, antes de nada, tienen que pagar lo que deben, y con lo que les quede, hagan ustedes educación, sanidad, pensiones. El Estado va a deber a finales de este año 750 mil millones de euros; las familias deben 900 mil millones de euros; y las empresas, 1,3 billones. Este es el verdadero problema que tiene la economía española. Si sumas toda la deuda, da un porcentaje bastante más alto que el que da en Italia, Bélgica, Portugal o Irlanda. Esto va en buena dirección, es un guiño. No son solo los dos grandes partidos, en Francia se está discutiendo una reforma igual, Berlusconi lo está haciendo en Italia. Lo que hay es un plan en donde se extiende el modelo alemán por todos los países de la zona euro. Esto viene desde más arriba y los políticos españoles intentan ser los primeros de la clase, cosa que hay que aplaudir. Son unos fieles ejecutores de órdenes que vienen de más arriba.

J. A. Portero: Es un paso en la dirección de la homogeneización de criterios. Es un principio impecable y es necesaria su concreción a través de la ley orgánica. El paso de constitucionalizar el principio es bueno, es pedagógico, es importante que se dirija a las comunidades y a los municipios. La reacción de los partidos nacionalistas ha sido en contra porque estamos en época electoral, porque están enfadados por otras cosas. El primer gobernante que ha impuesto un recorte duro ha sido Mas en Cataluña. La queja será porque no los han llamado, porque pensarán que es importante salir en la foto, no por otra cosa.

J. Rodríguez: Para poder entender bien lo que está pasando, hay que situarse en el espacio y en el tiempo. Estamos en una situación casi sin precedentes desde el punto de vista de la crisis económica y, sin embargo, no nos atrevemos a entrar en el fondo. Se ha detectado que los estados, las comunidades autónomas, los entes locales, Europa, los Estados Unidos, han asumido deudas elefantiásicas que ponen en jaque el propio equilibrio del sistema financiero. Hay que tomar medidas adecuadas a la naturaleza de la situación. Es una situación extraordinaria, por eso la medida es extraordinaria. Si no estuviéramos en la situación de emergencia nacional e internacional en la que estamos, hubiera preferido que se hubiera hecho una consulta al pueblo. El problema es que no hay tiempo. Ahora mismo no se puede hacer. Si usted no dice ahora mismo que va a pagar lo que debe, mañana mismo intervenimos su economía. La gestión pública tiene que cambiar. No se puede recurrir al endeudamiento como sistema habitual de la gestión pública ni se puede pensar que el dinero público no es de nadie ni que esto es jauja.

J. A. Portero: El capitalismo es un sistema que responde a los mejores valores del ser humano, como el mérito, la capacidad de trabajo o el esfuerzo, y a lo mezquino que cada persona llevamos dentro. Ha habido crisis de crecimiento. Yo puedo comprarme tres jerseys o cinco, lo que no puedo comprarme son setenta. No puedo tener cuatro coches porque no los puedo conducir y por más que me guste un vino no me puedo tomar cuatro botellas diarias. Hay un momento en el que hay una sobreproducción, la clientela no da para tanto, y entonces empiezan los problemas. Ustedes dan dinero para que haya gente que se compre pisos, las hipotecas muy baratas, además del piso cómprese el coche, el televisor y váyase de viaje con los niños, faltaría más. Llega un momento en el que dices: no puedo pagar, y el castillo se viene abajo. Habrá que estar un tiempo de estancamiento para adecuar las demandas y las ofertas. Eso nos va a plantear una cuestión, que va a haber que revisar el concepto de estado de bienestar y de gasto social. ¿Lanzarse a hacer la Ciudad de la Cultura forma parte del bienestar social?, ¿tener cuatro aeropuertos deficitarios en Castilla y León?, ¿las líneas de AVE de Ciudad Real a Albacete que se han tenido que cerrar?, ¿el dar los libros gratuitos? ¿No se habrá sobrepasado el significado de bienestar social? Comprendo que ahora tener que dar una hora más de clase puede deteriorar determinado tipo de situaciones, pero bueno, tampoco es el fin del mundo.

J. Rodríguez: Si se consiguiera reducir el fraude fiscal serían unos ingresos para el Estado inmensamente grandes.

J. Sequeiros: Yo creo que aquí hay un plan de ingeniería social a medio plazo. En lo que respeta a Alemania, me da la sensación de que el plan que tiene es sanear en la medida de lo posible todas las administraciones, rebajar el déficit y después de 2015-2016, sacar los eurobonos. Traducido, sería: primero, me vais todos a comer bien, a hacer deporte, a acostarse pronto, no beber, no fumar, y cuando tengáis todos una salud cojonuda, cojo y pongo a vuestra disposición la sanidad pública. Los eurobonos van a salir cuando no se necesiten.

J. A. Portero: Van a salir para cumplir el papel que tienen que cumplir: yo soy el banco que defiende la moneda europea, las economías europeas y las estabilidades europeas, y ayudaré cuando alguien pase apuros, pero no cuando pase apuros después de haber engañado en las cuentas. Dirán, oye, yo vengo por aquí y tienen ustedes autovías, el AVE, Gaiás, pero ¿cómo es esto? Hemos olvidado que alguien estaba pagando.

J. Rodríguez: La política de subvenciones hay que revisarla, aquí se subvencionaba absolutamente todo y eso se ha hecho porque los partidos políticos han utilizado las ayudas para capturar a mucha gente, como el pastor que lleva al rebaño. El bienestar necesita una revisión profunda para que alcance su sentido dinámico.

J. Sequeiros: Esta crisis está poniendo de manifiesto muchísimas cosas. Como dice el otro, para saber quién está desnudo hay que esperar a que baje la marea. La marea bajó y aquí apareció bastante más gente de la que parecía al principio. Una de esas cosas es que hay un enorme divorcio entre el lenguaje político y el económico. A mucha gente con la que yo hablo hay que explicarle cosas que en principio son de perogrullo. Yo no tengo la obligación de prestarle a nadie, no forma parte de mis obligaciones, le presto si me interesa. No tengo la obligación moral, no me la impongo. Y otra cuestión es que las deudas hay que pagarlas. El mercado de bonos es una especie de supermercado. En el mercado de capitales están financiándose los españoles, los belgas, los chinos, brasileños, argentinos, colombianos, todo el mundo. La conducta racional del comprador de bonos, asesorado por las agencias de calificación, que son agencias de protección del consumidor, al que le dicen: 'ojo con esto o con aquello', compran lo que les da la gana. Las agencias les dicen: 'usted puede hacer lo que le dé la gana, ahora, mi opinión es ésa'. Tú compites ahí. Y punto. Sacas una subasta y viene la gente que quiere, y la que no quiere, no va.

J. Rodríguez: ¿Tú crees que puede haber unas instituciones que sus procedimientos son, por lo menos, desconocidos? Contra sus decisiones nadie puede interponer ningún recurso y la emisión de sus veredictos provoca efectos que hasta pueden poner en jaque la deuda de un Estado. A mí me escandaliza. ¿Esas instituciones reguladoras cumplen su función?

J. A. Portero: Cuando el capitalismo muestra su faz más dura, más cruel, como cuando decide ir a por Irak por una cuestión de petróleo, entonces se piensa: esto no puede pasar. Puede pasar porque siempre va a haber alguien que cometa delitos o que defraude la lealtad de los demás. El capitalismo, una de las cosas buenas que tiene, por propio interés, no por cuestiones de ética, es que tiene unas agencias para avisar de cómo están los países, los bancos y las empresas. Esas agencias siguen gozando de respeto. Los estados las temen y ahora las quieren responsabilizar porque es evidente que pasaron por alto algunas cosas, pero a lo largo de su existencia es un lunar. Siguen siendo los que van a decidir. El Instituto de Meteorología puede fallar al predecir un temporal, pero sigue siendo el que nos dice el tiempo. El riesgo que hay es que se estatalicen.

J. Rodríguez: Las agencias corrigen, pero tuvieron fallos estructurales muy gordos. Hay que corregirlos.

J. A. Portero: Otra cosa que me parece interesante es que hay que revisar el bienestar social. Vamos a ver, yo tengo que estar subvencionando la fiesta de la virgen de no sé cuánto, de la empanada de no sé qué quinto, conciertos, la fiesta de los toros... porque si no, no hay corridas de toros ni fiesta de la empanada. Ese sistema necesita una barrida. Hay que ir a mirar a países como Francia, Dinamarca, Suecia o Alemania cuál es el modelo social al que hay que aspirar. En esos países falta un elemento que es característico nuestro y que a veces nos juega malas pasadas, que es esa componente de picaresca, inmoralidad, de decir blanco cuando es negro. La moral luterana se queda pasmada cuando vienen representantes de la Unión Europea y ven que dieron dinero para hacer una escuela y que no se empezó a construir. Hay que asumir que nos hemos pasado cuatro pueblos.

J. Sequeiros: Quiero hacer otra reflexión. El PP es muy probable que acumule la mayor cantidad de poder que hubo nunca en la democracia española. A los gobernantes del PP se les echa encima una responsabilidad gigantesca. A mí me da la impresión de que podrían darse las condiciones para una reforma de la sociedad española bastante a fondo. ¿Por qué es posible demonizar el tabaco?, se ha demonizado la violencia de género, el conducir borracho, ¿y por qué no somos capaces de demonizar el fraude fiscal?. La sociedad española mostró una capacidad de absorción de nuevas pautas de conducta. Aquí hay tres grandes paquetes de problemas: en este país se han perdido dos millones de empleos que hay que volver a recuperarlos ya; el tema de las cajas está yendo demasiado lento; y el déficit. El presupuesto de 2011, aprobado en 2010, está hecho para una tasa de crecimiento de la economía del 1,3 y estamos en septiembre y no va a crecer el 0,7 ni de coña. Por lo tanto, usted va a ingresar muchísimo menos y, si mantiene el nivel de gasto, a ver cómo controla el déficit. Y para esto no valen los cambios en la Constitución.

J. A. Portero: Si la mayoría es absoluta sobrada y Rajoy ejerce el liderazgo poderoso que de él se espera, tiene mucho hecho. Hay una serie de grandes decisiones que llevan aparcadas mucho tiempo, como, por ejemplo, las relativas a las comunidades autónomas. El fútbol, la escuela de gaitas, el cine, los periódicos, no pueden depender de las subvenciones.

J. Rodríguez: Ojalá que quien gane las elecciones explique a la sociedad española la realidad, sin tapujos. Y que sean capaces de elaborar un diagnóstico y unas causas de por qué se ha llegado a esta situación. Que la gente quiere saber lo que ocurre y por qué.