El fiscal solicitó ayer a los magistrados del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia que ordenen repetir el juicio contra el joven que mató a uno de sus amigos en su piso de Carral en septiembre de 2009. El sospechoso admitió durante el juicio que apretó el gatillo de la pistola, pero alegó que fue por accidente, una versión que convenció al tribunal popular que enjuició los hechos.

El representante del Ministerio público, sin embargo, subrayó ayer durante la vista celebrada en el alto órgano judicial gallego que las explicaciones del tribunal formado por ciudadanos son "incongruentes y contradictorias", al tiempo que recalcó que la ausencia de móvil no tiene "nada que ver" con la culpabilidad o inocencia del imputado. "Es difícil de creer que fue accidental por la trayectoria de la bala. No siempre tiene que haber un móvil. ¿Qué culpa tenía la pobre embarazada asesinada en Madrid?", señaló la Fiscalía.

"Exijo que un nuevo jurado se vuelva a pronunciar sobre la sentencia porque el crimen se cometió con alevosía, por lo que constituye un asesinato. La víctima fue sorprendida cuando estaba en el sofá desprevenida viendo un partido de fútbol", manifestó el fiscal. El abogado que representa los intereses de la familia de la víctima también subrayó que el ataque fue "sorpresivo", por lo que el fallecido careció de capacidad de defensa. "Hay unas contradicciones gravísimas respecto a lo que el acusado y su hermano declararon en fase de instrucción y en el juicio", destacó el letrado.

El procesado, que estuvo asistido por el letrado Víctor Espinosa, fue absuelto del delito de asesinato que le imputaba el fiscal el pasado mes de abril, pero fue condenado a tres años de prisión por tener una pistola y carecer de licencia de armas. El imputado, que fue declarado no culpable del delito de asesinato por el tribunal popular que enjuició los hechos, aseguró durante la vista oral que la pistola que se le disparó cuando se la iba a enseñar a la víctima se la habían regalado en 2004.

El joven contó al jurado que desconocía cómo manejar el arma y que solo la había probado una vez en un monte. Tras efectuar un tiro en 2004, según su versión, la enterró y un mes antes del fallecimiento de su amigo la recuperó del monte y la llevó a casa por "curiosidad". Los ciudadanos consideraron creíble la versión del procesado, ya que las acusaciones no consiguieron probar durante el juicio la existencia de un móvil para el crimen. Espinosa defendió ayer el testimonio de su cliente y el veredicto del tribunal. "No es ilógico. Hay una muerte, pero entendemos que fue accidental, fortuita. Son nueve personas las que enjuiciaron los hechos y decidieron la absolución", recalcó el abogado del sospechoso.