En internet, todo o casi todo está al alcance de la mano. A golpe de ratón se puede comprar, relacionarse, informarse... y delinquir. Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil en A Coruña constatan un aumento de delitos en la Red. El incremento mayor, según identifica el Instituto Armado, es el del uso de tarjetas de crédito ajenas para hacer compras por internet. La clonación de números bancarios aumenta a medida que se populariza la adquisición de productos o servicios a través de la Red. Los especialistas advierten de que los navegantes mantienen actitudes muy laxas a la hora de tomar medidas de seguridad. Si se cierra la puerta de casa con llave, aconsejan, por qué no se cierra la de internet.

"La gente tiene un volumen ingente de datos colgados en internet y no se preocupan por ello", analiza el responsable del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional de A Coruña, que ve cómo las faltas y delitos a través de la Red se diversifican a medida que se extienden nuevos usos y estructuras, como las redes sociales, en las que últimamente se han detectado cambios de claves y contraseñas y usurpación de identidades.

La Guardia Civil de A Coruña revela que las acciones ilegales cuya frecuencia ha crecido más son los duplicados de tarjetas en el uso del comercio electrónico. En menos de cinco años el intercambio de servicios o productos a través de internet en Galicia aumentó casi cinco puntos.

Si en 2007, el 9,5% de la población gallega realizó alguna compra por internet, en 2010 la cifra creció hasta el 14,4%, según revela el estudio El comercio electrónico en España, que anualmente publica el Strategic Research Center de EAE Business School. A pesar del incremento, Galicia ocupa el décimo tercer lugar en el ranking por comunidades y ciudades autónomas, solo por encima de Ceuta, Extremadura, Andalucía, Murcia y Canarias y lejos del 24% que registra Madrid.

Con la proliferación de la compraventa a través de la Red, la mayoría de bancos ya tiene un protocolo de actuación en el caso de que alguien use un número de tarjeta ajeno para realizar algún pago en internet. Si las entidades financieras detectan un movimiento extraño o voluminoso en la tarjeta de crédito en un corto periodo de tiempo, se ponen en contacto con su titular.

Al tratarse de una compra no autorizada, la víctima del robo debe presentar una denuncia en la Policía Nacional o Guardia Civil. Con la denuncia en la mano, habrá de acudir a su sucursal para que le sea reembolsado el dinero.

La Policía Nacional señala que la más fácil y tradicional de las estafas en internet es la de ofrecer un producto por el que se obtiene un dinero pero que el comprador nunca llega a recibir. También se persigue el phising, que consiste en el envío de correos electrónicos que, aparentando provenir de fuentes fiables, como entidades bancarias, intentan obtener datos confidenciales del usuario, que son utilizados después para la realización de algún tipo de fraude.

Daños en sistemas o elementos informáticos, acceso ilícito a sistemas informáticos con fines como la obtención ilegal de datos o secretos empresariales y el frecuente uso indebido de la red del vecino son otras de las acciones por las que se pueden emprender acciones judiciales.

A todo esto se añade cualquier tipo de delito o falta tradicional que ha encontrado en internet un buen aliado para su ejecución, ya que si hay dinero, tiempo, motivación y conocimientos, muchas veces la seguridad preventiva no es suficiente para evitarlo. Amenazas, injurias, calumnias, inducción al delito, actos preparatorios y de cooperación para el delito, extorsión, difusión de contenidos o material ilícito (por ejemplo, pedófilo)... son otros de los asuntos denunciables ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

El Instituto Nacional de Tecnología de la Comunicación (Inteco) ofrece una serie de consejos generales de seguridad para evitar ser víctima de alguna de estas acciones, desde la instalación de filtros antispam (correo basura), el recelo a los ficheros adjuntos sospechosos y evitar responder a mensajes falsos o cadenas de correos electrónicos.

Otras sencillas sugerencias son cerrar las sesiones y borrar los ficheros temporales y el historial cuando se usen equipos ajenos o colectivos o tener especial esmero en elegir y variar las contraseñas.

En cuanto a la banca electrónica, se recomienda no acceder a través de ordenadores públicos, observar que aparece un candado en la parte derecha del ordenador y comprobar que la dirección comienza por https, que avala que se trata de una conexión segura.