Cecebre tiene agua y tanto Emalcsa como el Concello ven lejana la posibilidad de restringir el consumo. Aún así, el alcalde animó esta semana a los coruñeses a extremar las medidas de ahorro como usuarios responsables de la traída y ante un hipotético panorama de sequía prolongada. El director general de Emalcsa señala que los vecinos de la ciudad tienen buenos hábitos en este sentido, puesto que en los últimos cinco años, el uso ha bajado de los 150 litros por habitante y día a ser menos de 130.

Las estadísticas de la Empresa Municipal de Aguas de A Coruña (Emalcsa) revelan que casi el 40% del suministro de agua va a parar al consumo doméstico de la ciudad. Casi un 30% correspondería a clientes no domésticos, mientras que solo el Puerto de A Coruña se llevaría un 1,5%. El resto se distribuye entre los municipios del área metropolitana.

La Concejalía de Medio Ambiente recoge en su documentación una serie de recomendaciones que ahonden en ese consumo responsable. El departamento explica que el aseo personal se lleva 20 litros al día. Una ducha son 125 litros al día; lavar la vajilla a mano consume 90 litros, mientras que una lavadora necesita de 150. Se bebe una media de dos litros y tirar de la cisterna se lleva, en un día, unos veinte.

Un consumo racional pasa, por ejemplo, por sustituir las duchas por los baños, que suponen unos 60 litros de agua más. Cerrar el grifo al cepillarse los dientes es un sencillo gesto que puede ahorrar unos 20 litros. Si se pone el tapón del lavabo al lavarse o al afeitarse, se evitan perder 10 litros, según los cálculos del área municipal, así como lavar los platos con el tapón del fregadero encajado son 80 litros menos.

Los grandes consumidores de agua de los domicilios son la lavadora y el lavavajillas. Un lavado estándar puede suponer el uso de casi 200 litros. Se recomienda no ser perezoso y perder un poco de tiempo en poner programas de media carga, al igual que se sugiere instalar una cisterna un dispositivo regulador.

El director general de Emalcsa, Jaime Castiñeira, aseguró que no hace falta tomar medidas pero que sí se pueden llevar a cabo prácticas como ir disminuyendo el regado de los jardines. El ente da de plazo un mes para que empiece a llover y no tener que echar mano de medidas restrictivas, en principio, solo relacionadas con los usos públicos de la traída como las fuentes, los jardines o el baldeo de calles.