Los cuatro detenidos por el asalto a una vivienda de Monte Alto que terminó con la habitante del piso amordazada, con el secuestro de su perra y con el robo de multitud de objetos de valor ya han ingresado en prisión. Los dos hombres que entraron en la vivienda con la excusa de que transportaban un mueble que la dueña había solicitado, un tercero que los esperaba en un vehículo en la calle y una mujer que supuestamente fue el cerebro de la operación delictiva declararon el pasado jueves en el juzgado de guardia después de ser arrestados y de que la policía recuperara con vida a la perra, de raza teckel, secuestrada.

La Policía Nacional, un día después de que este diario informara de la comparecencia de los imputados en los juzgados y de la recuperación del animal, expuso ayer algunos detalles de la operación que permitió este desenlace. Entre los detalles facilitados por la policía está el lugar en el que los agentes localizaron a la perra, una finca situada en el municipio de Sada, y la ubicación de las casas en las que aparecieron algunos de los objetos robados: una situada en la localidad vallisoletana de Medina del Campo y perteneciente a uno de los detenidos, y otra de Arteixo de la que otro de los arrestados era propietario.

La Policía Nacional también ha enumerado los objetos que se llevaron los asaltantes del inmueble ubicado en la calle Tui. Relojes, joyas, una cubertería de plata, teléfonos móviles, cámaras de fotos y vídeo, un ordenador, una televisión y dos pistolas antiguas completaron el botín del que formaba parte la perra secuestrada.

Los hechos por los que los cuatro detenidos han ingresado en prisión ocurrieron el pasado 30 de agosto. Tal y como ahora confirma la Policía Nacional, los vecinos del edificio habían explicado que la mujer había sido maniatada. Los residentes también informaron de que la víctima estaba muy nerviosa y que su principal preocupación, por encima de las heridas sufridas a causa de las ataduras y de los objetos robados, era su mascota y lo que los hombres que habían asaltado su vivienda y que antes de marcharse del inmueble le habían pedido 7.000 euros a cambio de la vida del animal pudieran hacer con ella.

La Policía Nacional explica en su comunicado que los secuestradores contactaron con la vecina una vez abandonado el edificio, incrementando la cantidad que solicitaban por la perra de los 7.000 euros reclamados inicialmente a los 37.000 euros.

Los asaltantes eran conscientes del gran cariño que la vecina sentía hacia su mascota, una situación que intentaron aprovechar para incrementar el botín obtenido en el asalto a la vivienda. Fuentes próximas a la investigación de los hechos habían revelado a este diario que el salón del inmueble estaba repleto de fotos de la perra, que responde al nombre de Cleo.

Además de las heridas causadas por las ataduras con las que los asaltantes la inmovilizaron, la vecina sufrió una crisis de ansiedad por la que necesitó atención médica, aunque no fue necesario trasladarla al hospital. Durante el tiempo que duró el secuestro de la perra, la dueña de la mascota, de unos sesenta años, se negó a hacer declaraciones por considerar que, de hablar sobre lo ocurrido en su vivienda y de las conversaciones posteriores, los asaltantes tomarían represalias y darían muerte al animal.