Son la pieza más débil ante la crisis económica, que se traduce, en su caso, en pérdida de aportaciones públicas que lastra su actividad, con la que, en muchos casos, ofrecen una asistencia que las administraciones no abarcan. Un director de instituto y los responsables en A Coruña de tres entidades sociales relatan a LA OPINIÓN cómo resisten a los recortes y cómo encaran un futuro que algunos pintan muy negro.

Los cuatro coinciden en que el actual contexto económico resulta perjudicial para los servicios públicos y exhortan a las administraciones a consolidar su aportación a educación, sanidad, servicios sociales y cooperación, y a que los recortes los apliquen a otras áreas. "Los más afectados por los recortes siempre son los más desfavorecidos", lamenta Emanuele Lini, responsable de la demarcación gallega de Arquitectos sin Fronteras. Para el director gerente de Aclad, Miguel Plaza, este es "un escenario nada propicio para quien tenga relación con servicios públicos".