La Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga (Aclad) ha tenido que "prescindir" de tres trabajadores este año que, tal y como lamenta el director gerente de la institución, Miguel Plaza, "llevaban bastante tiempo en la entidad". Aunque, en el presente ejercicio, Aclad no ha sufrido recortes "con respecto al año pasado", Plaza lamenta que al 5% de reducción de 2010 se sumasen "otras partidas que alcanzaron un descenso del 12%". "El presupuesto no lo han bajado más, pero los recortes se están notando en determinadas subvenciones", explica.

Otros colectivos que realizan proyectos de acciones antisida en la ciudad, y que dependen únicamente de las subvenciones que la Xunta concede a sus iniciativas, han visto peligrar el trabajo que realizan por un tijeretazo que asciende a un 48%. Aunque no es el caso de Aclad, el director de la entidad reconoce que "ahora mismo hay tres personas de baja por accidente y enfermedades comunes". "Esta semana hemos podido cubrirlas, pero no tengo ni idea de cómo vamos a hacer la próxima", subraya.

Plaza sostiene que la asociación vive "en una situación de incertidumbre permanente". "Hay que estar muy atento al devenir de la situación económica porque, de un día para otro, pueden cambiar las cosas", indica convencido de que "depender de terceros complica mucho el funcionamiento de entidades como esta".

"Estamos en un marco global de crisis y sabemos que nosotros no vamos a ser una excepción en un escenario nada propicio para quien tenga relación con servicios públicos", señala el director de Aclad, que considera "fundamental" un intento por "mantener el nivel asistencial pese a la escasez de recursos".

Además de los recortes, Plaza denuncia que la "tardanza de las transferencias", de ayudas concedidas, se deriva en una "falta de liquidez" de la entidad de lucha contra la droga. "Por no hablar de las consecuencias que tienen el descenso de personal y la crisis sobre el servicio que ofrecemos, que provocan un retraso en las citas de los pacientes y un aumento de las listas de espera", apunta.

En Aclad, sin embargo, asumen "el contexto global" y hacen lo que pueden. "Dadas las circunstancias, intentamos sortear las dificultades. Está claro que tienes que sobrevivir con lo que tienes, sobre todo por los pacientes, que, como es lógico, piden ser atendidos adecuadamente. Debemos conseguir que no se vea demasiado mermada nuestra capacidad asistencial", explica.

El servicio asistencial que ofrece Aclad no solo sufre las consecuencias de los recortes sobre trabajadores, recursos o voluntarios. Por extensión, los destinatarios de la ayuda de la entidad, o demandantes de la misma, han visto acrecentadas sus necesidades a causa, dice el director gerente, "de la crisis". "Muchos pacientes tenían empleos precarios y, con el fin del verano, han visto cancelados sus contratos. Cuando hablamos de personas que se encuentran en situaciones delicadas por patologías adictivas, las consecuencias de la crisis y de los recortes afectan a un equilibrio emocional que ya de por sí es inestable", apunta Plaza.

Pero la crisis no es la única barrera que sufre Aclad para llevar a buen puerto sus actividades. "Hay que desmitificar todo esto, la sociedad continúa siendo reacia a personas con patologías adictivas", lamenta.