La madre de los gemelos muertos a golpes el pasado 22 de agosto en su domicilio de Monte Alto fue advertida tanto por una psicóloga como por una trabajadora social de que no era conveniente que prosiguiera la convivencia con el presunto autor de los hechos, ya que mostraba una conducta inadecuada. A la declaración prestada en el juzgado hace unas semanas por la psicóloga que atendió a la mujer, que la aconsejó que rompiera la relación con ese hombre, se sumó ayer la de la trabajadora social que mantuvo relación con la familia entre noviembre de 2010 y marzo de 2011.

Fuentes próximas al caso detallaron que en la primera entrevista que realizó la especialista a la pareja, el hombre se comportó de forma correcta y "muy colaborador", pero que en la siguiente reunión, al ser obligado a permanecer fuera del despacho mientras hablaban con la mujer, mostró una conducta inapropiada y expresó su protesta a gritos, por lo que se advirtió a la madre del riesgo que corría.

La trabajadora social se refirió además a la fuerte dependencia que padecía la mujer de su pareja, ya que, en su opinión, "las decisiones las tomaba él", aunque nada hacía predecir que fuera a cometer los hechos de los que se le acusa. La psicóloga que habló con la mujer para abordar los problemas que padecía la familia le dijo abiertamente que no debía permanecer con el hombre al que se atribuye la muerte de los pequeños.

En la misma línea se manifestó ayer en el juzgado que instruye el caso una amiga de la madre, ya que también le aconsejó que cesara la relación con quien era su pareja. Una joven que se encargó de la custodia de los gemelos en la casa durante 40 días expuso que el hombre no era de su agrado y que insultaba a los niños cuando estos le incomodaban, aunque no de forma grave. La muchacha comentó además que presenció como en una ocasión le propinó una bofetada a uno de los hermanos tras haberle roto la tarjeta de crédito con unas tijeras.

La tutora de la clase del colegio al que acudían los niños declaró que no mostraban síntomas de sufrir agresiones físicas o psicológicas en su hogar, así como que recibían todas las ayudas necesarias debido a los problemas de adaptación escolar que sufrían. Estas dificultades de los hermanos hicieron que una orientadora educativa se interesase porque recibieran una mejor asistencia y que les recomendase que fuesen enviados a un centro de Aspronaga, especializado en la atención a niños con discapacidad psíquica. Los especialistas de esta asociación aconsejaron a la madre que los gemelos permaneciesen en su hogar porque sus problemas no precisaban de un tratamiento como el que ellos ofrecían y que lo idóneo era que continuaran en su colegio.