Han pasado casi cuatro meses desde que el Concello decidió suspender la circulación del tranvía turístico por un leve descarrilamiento y esta misma semana se conocerán las deficiencias exactas de las vías que recorren el paseo marítimo y el coste que supondría el arreglo de éstas para poder reanudar el servicio. El "preocupante" estado del trazado en distintos puntos, según el Concello, obligó a la Concejalía de Movilidad a encargar un segundo estudio que detallara en unos días los defectos técnicos y la inversión necesaria para solventarlos. En el último mes, una empresa externa al Ayuntamiento ha realizado las mediciones en los carriles, tanto de la distancia en paralelo como en perpendicular, para determinar la deformación de los mismos y, por tanto, la seguridad del recorrido de los tranvías.

El primer análisis se encargó a finales del mes de julio y fue asumido por la misma empresa que realiza el estudio del metro ligero, por lo que era la Xunta la que se hacía cargo del coste del mismo. En esta ocasión, ha sido otra compañía la que ha realizado el trabajo de campo y ahora finaliza el del cálculo de coste, aunque el departamento municipal que dirige Julio Flores ha llegado a un acuerdo para que se realice de manera gratuita. Una vez tomada la decisión sobre el trazado, la empresa podrá ser la elegida para efectuar los trabajos de reparación, al conocer con más detalle sus desperfectos.

Desde la concejalía no se aventuran a calcular cuánto podrían suponer los trabajos de reparación ni si habrá suficientes recursos en los presupuestos del año que viene -que están en período de confección- para poder acometer el proyecto, pero en lo que insisten es en que los vehículos no volverán a circular por las vías mientras éstas no estén en perfectas condiciones. En esta época el tranvía permanece paralizado, pero durante gran parte del verano -cuando está en funcionamiento- estuvo sin servicio, con carteles en los apeaderos que avisaban de su paralización. En el período estival de 2012 los letreros podrían mantenerse.

El descarrilamiento se registró frente al edificio de Hacienda, pero el primer estudio ya alertaba de deficiencias también en la zona del Rectorado, en la del Club del Mar y frente a la fuente de los Surfistas. Esta semana se conocerán con toda probabilidad más puntos conflictivos a lo largo del trazado entre las Esclavas y O Parrote.

El Gobierno local denuncia, además, que el anterior Ejecutivo municipal no tenía contratado el mantenimiento de las vías del tranvía, por lo que no se muestra extrañado de que los carriles se fueran deteriorando con el paso de los años hasta provocar el accidente del pasado mes de julio, que no tuvo consecuencias para los viajeros, el conductor o ninguno de los coches que circulan por el paseo. El concejal de Movilidad, Julio Flores, ya había criticado al equipo de gobierno de PSOE y BNG porque, según dijo, "conocía la gravedad del problema y cuál era la solución" desde el año 2006 y no repararon la vía. Expuso hace semanas que en los presupuestos desde 2008 hasta 2010 no se consignó ninguna partida para el arreglo y que solo en 2011 se incluyó una inversión pero, dice, vinculada a un préstamo. "Estuvieron cuatro años poniendo en riesgo a los usuarios, a los conductores y a los vehículos que transitan al lado del tranvía", censuró el también portavoz del Ejecutivo municipal, que pidió las dimisiones de tres ediles del PSOE, ahora en la oposición: Mar Barcón, Nieves Vázquez y Yoya Neira.

Como contestación, los socialistas alegaron en que lo único que le constaba al anterior Gobierno local sobre la situación de los raíles eran "las instrucciones que tenía la Compañía de Tranvías de paralizarlo si supusiese un riesgo", por lo que defienden la continuación del servicio, y acusaron al Ejecutivo municipal de utilizar el tranvía como "cortina de humo".

Desde que se comenzara hablar de la puesta en marcha del metro ligero en A Coruña, siempre se apostó porque utilizara el trazado del tranvía turístico, que recorre parte del borde litoral de la ciudad. Pero las deficiencias técnicas que el Gobierno local pone ahora de manifiesto pueden poner en riesgo esta idea, ya que todavía no se ha decidido si se arreglará toda la vía y, por tanto, si estará en condiciones de seguridad suficientes para que los vehículos del nuevo medio de transporte puedan circular por ella. Todavía está en estudio el proyecto de la red de metro ligero y también las líneas que podría tener tanto dentro de la ciudad como fuera, ya que conectará con los municipios de la comarca, pero la existencia de los carriles a la par del paseo marítimo presuponía que uno de los trayectos que recorrería sería el que transcurre al lado del mar. Una conexión que uniría Labañou y Riazor con Monte Alto y Puerta Real y que pasaría también por el Ensanche o el Orzán, dando servicio a cientos de usuarios.

Pero a las dudas técnicas, se une ahora otra incógnita, la de la viabilidad económica del metro ligero, anunciada en los últimos días por el director xeral de Mobilidade, Miguel Rodríguez Bugarín, que destacaba que, aunque el anteproyecto estará listo en el primer trimestre de 2013, no es seguro que el análisis financiero pueda componerse en términos asumibles para la administración autonómica. La crisis económica y la consecuencia falta de fondos en las arcas públicas y la posible carencia de rentabilidad del propio servicio parecían poner en entredicho el desarrollo del plan. Una de las ideas pasaba por incluir financiación privada al proyecto, como ya se sugería por parte del anterior Ejecutivo autonómico de PSOE y BNG.

Desde el Concello defendieron el empeño que pondrá el Gobierno gallego en encontrar una solución a esta ecuación contable y confían en que A Coruña no tenga que renuncia al metro ligero, del que se lleva hablando décadas. Si la viabilidad económica parece complicada, la renuncia a usar las vías del tranvía aún podría dificultarla más.