El pintor e ilustrador coruñés Álvaro Caruncho falleció en la madrugada de ayer a causa de complicaciones derivadas de una dolencia cardíaca y del ictus que sufrió hace unos meses. El entierro se celebrará hoy a las 11.00 horas en el cementerio de San Amaro y el funeral se oficiará en la Iglesia de Santa Lucía a las 20.30. "Era un hombre con un gran talento y un estilo muy peculiar -destacó ayer el también pintor Alfonso Abelenda, amigo íntimo y compañero de Caruncho en muchos proyectos artísticos-. Será recordado, con todo merecimiento, como uno de los grandes pintores de A Coruña".

Nacido en la ciudad en 1948, Caruncho comenzó su carrera artística como ilustrador y diseñador gráfico, tras cursar sus estudios en la Escuela de Artes Pablo Picasso. En 1972 comenzó a colaborar con la histórica revista satírica La Codorniz, en la que destacó gracias a unas ilustraciones en las que el surrealismo se entremezclaba con la crítica política.

Abelenda, que también trabajó en el semanario fundado por Miguel Mihura, destaca la versatilidad de la que hizo gala Caruncho durante toda su carrera: "Tenía una gran capacidad de trabajo: hizo publicidad, grabados y serigrafías, y deja detrás una gran obra, muy buena y abundante. Tenía una gran capacidad de trabajo, y trabajó hasta el último día".

Fue precisamente su compromiso durante su trayectoria en la ilustración lo que hizo que Caruncho fuera galardonado con un premio internacional de humor antifascista en Atenas. También relacionado con el humor fue otro de sus trabajos más populares, los Poemas de golf, con los que el escritor Francisco Xavier de la Colina satirizó sin piedad la sociedad coruñesa de los años 70, en los que Álvaro Caruncho colaboró ocupándose de la parte gráfica de la obra.

El premio que recibió en Grecia fue el primero de los reconocimientos internacionales del artista coruñés, que expuso sus creaciones en galerías de todo el territorio nacional y en el extranjero, además de participar en eventos como la segunda Bienal Internacional del Arte Contemporánea de Florencia, y la décima edición de la Feria de Arte Contemporánea de Innsbruck, en Austria.

En sus últimos años, Álvaro Caruncho se centró en su faceta como pintor, dejando de lado su vertiente humorística y sustituyéndola por sus coloristas lienzos, que expuso en numerosas instalaciones en la ciudad, tanto individuales como colectivas. "Era muy suyo -recuerda Abelenda-, y tenía un carácter muy independiente y particular. Le gustaba hacer la guerra por su cuenta".