Un grupo de arquitectos y estudiantes, reunidos bajo la etiqueta de Ergosfera, ha decidido plantar cara a las autoridades políticas y urbanísticas, y organizar un encuentro entre expertos para articular un discurso común bajo la etiqueta de Eu sí quero feísmo na miña paisaxe!. El encuentro tendrá lugar esta tarde a las 19.00 horas en la Fundación Luis Seoane.

"El feísmo es un término inventado por un periódico hace diez años -explica Iago Carro, de Ergosfera- y creemos que muchas de las cosas que se atacan desde el urbanismo son muy positivas para el territorio, porque expresan su ser dinámico y sensible a las necesidades de los ciudadanos, muy superior a veces al de los centros urbanos desde donde los criticamos".

El objetivo del la reunión que se celebrará esta tarde en la Luis Seoane será la de sentar las bases de un discurso crítico articulado con el que rebatir los argumentos de las inminentes normativas de la administración autonómica: "Entendemos que estas visiones sobre los territorio vinieron del mercado, el Estado y la academia, pero el territorio está hablando por sí mismo. El feísmo engloba muchas cuestiones, porque una cosa es el abandono del patrimonio, o la inoperancia municipal, y otra los aspectos positivos de esta dinámica".

Carro pone como ejemplos de esta democracia urbanística la heterogénea arquitectura aldea de Cans, en Porriño, como modelo de conversión de espacio privados en colectivos con la celebración de su famoso festival de cortometrajes, y una edificación en la aldea de Covas, en Viveiro, llamada Villa Somier por estar íntegramente compuesta por estas piezas. "Es una construcción increíble hecha solo con somieres, que implica una reutilización del material muy avanzada, y necesitó de procesos de reciclaje y de construcción comunal. Lleva ahí doce años y ha permitido muchos usos tanto para sus propietarios como para la comunidad, pero se le llama feísmo, y probablemente cuando se aprueben las nuevas leyes querrán demolerla".

El reciclaje y el trabajo vecinal son dos de las virtudes del mal llamado feísmo que se alaban desde Ergosfera. "Muchas de las cosas que se denominan bajo esta etiqueta son muy positivas, porque implican una reutilización de materiales y la transformación de ciertos códigos académicos. Es muy bueno que desde la sociedad se hable de cultura libre y de mecanismos de autoreproducción de los objetos sin necesidad de consumo, pero los poderes económicos y del Estado siempre han intentado luchar contra esos focos incontrolables".