La señalización de los dos viales establecidos por el Ayuntamiento en el recorrido del desaparecido carril bus no se corresponde con la anchura de los vehículos que deben circular por esas calles, según los conductores de la Compañía de Tranvías, que se ven obligados a invadir el espacio reservado a otros automóviles. Tras la retirada de las aletas de tiburón que marcaban el paso exclusivo para el autobús y la recuperación del aparcamiento en ese lado de la calzada se pintaron dos carriles para la circulación, pero una simple observación en las calles afectadas permite comprobar que los vehículos del transporte público tienen que ocupar los dos ante la falta de espacio.

"Solo hay que ir a la plaza de Galicia o a Federico Tapia y ver que el bus va por el medio de la calzada porque no cabe en su carril", explica José Manuel Fuentes, presidente del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, quien añade que en cada carril solo hay espacio para un coche y además muy escaso, de forma que si se trata de un todoterreno tampoco dispone de la anchura necesaria.

Fuentes detalla que si un automóvil está estacionado ligeramente apartado de la acera también causa problemas a los que circulan por estos carriles. "La Compañía y el Ayuntamiento ya lo saben porque el carril tiene diez centímetros de anchura menos que el bus", afirma el representante sindical, que considera imposible señalizar dos carriles en estas calles, ya que aunque el autobús fuera diez centímetros más estrecho, pasaría a solo y cinco centímetros de los retrovisores de los vehículos estacionados, con el consiguiente peligro para su integridad.

Fuentes señala que la estrechez de los carriles fuerza a los conductores a extremar las precauciones al salir de las paradas, aunque no teme que se produzcan accidentes por esta cuestión. En su opinión, el mayor problema que se deriva de la anchura aplicada por el Ayuntamiento a estos carriles "es que en vez de haber dos hay uno solo".

Las protestas de un sector de los comerciantes del centro de la ciudad animaron al Partido Popular a prometer la supresión del carril bus si alcanzaba la Alcaldía. Tras la toma de posesión de Carlos Negreira, anunció que antes de final de año se levantarían las aletas de tiburón para acabar con el espacio exclusivo para los buses, que sería sustituido por el sistema bautizado como Vía Prioritaria Vigilada, en el que el transporte público ocupa la misma calzada que el resto del tráfico pero goza de paso preferente en los cruces semafóricos gracias a un equipo electrónico que aún está pendiente de instalar. Pese a haber autorizado de nuevo el aparcamiento en el antiguo carril bus, el Gobierno local señalizó dos carriles en la calzada.