Un año más, los miembros de la asociación cultural Manicómicos subirán a las tablas del teatro Rosalía para celebrar su aniversario con un nuevo espectáculo, el sábado y el domingo. Ambas sesiones comenzarán a las 18.30 horas.

En esta ocasión, el tema elegido para festejar el octavo cumpleaños de la compañía, que llevará el título de Circus Máximus, será el Imperio Romano. El elenco del montaje lo compondrán más de treinta artistas, entre payasos, malabaristas, trapecistas, bailarines y alumnos de Manicómicos, que se caracterizarán este fin de semana como centuriones, esclavos, plebeyos, gladiadores y atletas olímpicos.

Las entradas para ambas funciones se pueden adquirir a través de www.servinova.es y las taquillas de la plaza de Ourense. El precio de los pases es de ocho euros, y el bono familiar con tres entradas cuesta dieciocho.

Las dos funciones de Manicómicos fueron presentadas ayer en el Ayuntamiento por la concejal de Cultura, Ana Fernández, que agradeció al colectivo coruñés el trabajo de difusión de las artes escénicas que llevan realizando en sus ocho años de actividad creativa y académica. Anunció también la intención de los organizadores de instalar gradas sobre el escenario, desde las que una parte del público podrá seguir el espectáculo.

El portavoz de Manicómicos. Willy Éter, remarcó el carácter familiar y humorístico del evento, y aseguró que habría muchas sorpresas más en el desarrollo de las galas. Como en cada una de sus celebraciones de aniversario, Éter animó a los asistentes de todas las edades a que acudieran a las funciones caracterizados de acuerdo con la época en la que se ambienta Circus Máximus.

Y de romanos iban cuatro de los intérpretes de Manicómicos, que aseguraron que convertirían el auditorio de Riego de Agua en un coliseo. El presidente de la asociación, Carlos Sante, ataviado como un centurión, aseguró incluso la presencia de dos leones traídos espacialmente desde África, y explicó que el origen del espectáculo era el afán de la esposa del Emperador por lograr que su marido se olvide de la depresión que arrastra ante la inminente caída de su imperio.

Ataviado con toga, coronado de laurel y en compañía de su señora, el Emperador confirmó su baja moral y expresó su esperanza de que el espectáculo del Rosalía, cuya duración obligará a dividir cada función en dos partes, contribuya a animarle ante la inminente pérdida de sus dominios.