Los testigos del asesinato de Yonier Alejandro Arenas, el joven de 25 años que falleció el pasado 11 de enero en la calle San Diego tras recibir un navajazo en el tórax, no identificaron a los sospechosos. Los vecinos de la zona que declararon haber visto a los presuntos agresores asistieron esta semana a una rueda de reconocimiento en la que dos de los arrestados, de origen colombiano, fueron mezclados con otros presos. Ninguno de los testigos, según fuentes judiciales, señaló a los dos detenidos como los hombres que mataron a Arenas.

El Juzgado de Instrucción número 2 de A Coruña continúa investigando el caso, que está bajo secreto de sumario. Por el momento, la Policía Nacional arrestó a cuatro personas -dos hombres y dos mujeres, entre ellas una menor de edad-, pero a dependencias judiciales solo fueron trasladados los dos procesados.

La magistrada que instruye el caso decretó el ingreso en prisión provisional y sin fianza para los tres detenidos mayores de edad, ya que del proceso judicial contra la adolescente se encarga la Fiscalía de Menores. La juez, por tanto, detectó indicios de que los tres sospechosos están implicados en el crimen. La mujer arrestada, según fuentes de la investigación, se negó a declarar ante la juez, aunque sí testificó en las dependencias policiales de Lonzas.

El 091, según fuentes cercanas al caso, no descarta nuevas detenciones y sospecha que el móvil del crimen fue pasional, ya que, según los testimonios de familiares y amigos de la víctima, el joven mantenía una relación con una chica que tenía pareja. Los investigadores tampoco descartan que algunos de los implicados en el crimen se dediquen al tráfico de sustancias estupefacientes.

El fallecido, que era de nacionalidad colombiana, al igual que los arrestados, recibió una puñalada en el tórax en el portal de su vivienda, situada en la calle Travesía de Rianxo. El homicida, según las versiones de los testigos de los hechos, llamó al telefonillo de la vivienda de la víctima sobre las doce y cuarto de la madrugada y le pidió que bajase. El joven accedió a su pretensión y le asestó un navajazo en el tórax. El hombre consiguió caminar herido hasta la calle San Diego, pero se desplomó al llegar a la altura del edificio número 13.

Un conductor que se disponía a aparcar su vehículo en la zona alertó a los servicios de emergencia. Una ambulancia medicalizada del 061 se desplazó hasta el lugar de los hechos y trasladó a la víctima hasta el servicio de Urgencias del complejo hospitalario Universitario, pero los médicos no pudieron hacer nada por salvarle la vida y falleció instantes después.

La mujer detenida, según fuentes cercanas al caso, podría ser acusada de inductora del crimen, y el autor material de los hechos podría ser imputado por homicidio o asesinato. En este último caso, las acusaciones tendrían que probar que cometió el crimen con alevosía, es decir, que atacó a la víctima de manera sorpresiva y que careció de la mínima posibilidad de defensa.

Vecinos de A Cubela declararon que vieron a dos hombres huir del lugar y que uno vestía un chándal blanco. Los testigos, sin embargo, no identificaron en la rueda de reconocimiento a los dos sospechosos.