La empresa coruñesa Argos, especializada en arqueología terrestre, prospecciones y arqueología subacuática, ha participado en las labores de excavación de las ruinas de la ciudad ptolemaica -del siglo III antes de Cristo- de Berenike, en Egipto. Cuenta Ignacio Crespo, uno de los arqueólogos que participó en esta experiencia, que su labor era hacer prospecciones de las áreas interiores del desierto oriental para localizar nuevos yacimientos arqueológicos y profundizar en el conocimiento de los wadi, que son los desfiladeros que, en la antigüedad, se utilizaban como vía de comunicación entre la costa del mar Rojo y el interior del valle del Nilo.

Para Crespo, lo más importante de los hallazgos realizados durante la misión -dirigido por la Universidad de Delaware, en colaboración con el Centro Polaco de Arqueología Mediterránea- es el hecho de comprobar que el mundo romano tenía una gran vinculación con el África subsahariana, con Arabia y con la India. "La ciudad era del siglo III antes de Cristo y fue abandonada en el siglo V y está intacta porque nadie ha excavado antes", explica Crespo.

De las arenas del desierto, los arqueólogos de Argos rescataron pedazos de Historia, papiros y fragmentos de cerámica que se usaban como soporte para hacer escritos, enterramientos, piezas de estatuas de bronce, cerámica y pimienta procedente de las importaciones del mundo asiático.

Berenike era el último puerto de Egipto en la ruta marítima hacia Arabia, así que, en los siglos I y II, el núcleo de población se fue extendiendo. Tanto que se construyó un edificio, el Serapeum, uno de los más importantes del Imperio Romano. Y es que Berenike, entonces, no era solo un puerto, era mucho más. En su zona de influencia -unos 50 kilómetros a la redonda- había minas de oro y de esmeraldas, unas construcciones que el tiempo ha derribado pero que estas prospecciones tratan de comprobar si, puestas en pie otra vez, podrían ser productivas de nuevo.

Tal era la relación del Imperio Romano con Berenike, que de las canteras egipcias de Mons Claudianus salió la piedra con la que se edificó el Panteón de Roma.

Es la segunda vez que la empresa coruñesa Argos participa en una expedición a Berenike y es que Crespo asegura que su filosofía es la de llevar el talento de los arqueólogos gallegos allá donde se estén realizando estudios. "Ahora las excavaciones arqueológicas en Galicia están bastante paradas por la falta de inversión, así que tratamos de proyectarnos más hacia el exterior para sortear la crisis", explica Ignacio Crespo.

Asegura que en las excavaciones de las minas de esmeralda hay un choque de intereses, el histórico, el de conocer más sobre el pasado, y el de los que desean que los antiguos yacimientos sean productivos, como antaño. Entre los planes de Argos está el volver a Libia y la prospección subacuática de la isla griega de Skyathos.