Rufus Wainwright actuará por segunda vez en Galicia el próximo miércoles. Apasionado del bel canto como es el canadiense, seguro que le encantará actuar en el Palacio de la Ópera de A Coruña. Lo hará con toda su banda, dos años después de haber actuado en solitario (voz y piano) en el Teatro Novacaixagalicia de Vigo. Producido por Mark Ronson, mentor musical de Amy Winehouse, Out of the game es el álbum más asequible y mainstream de Wainwright, que, sin embargo, sigue derrochando sensibilidad operística en este trabajo.

-¿En su concierto, estará sentado al piano o se moverá por el escenario?

-Ahora soy más como un frontman, especialmente al principio del concierto. Somos nueve en el escenario y me divierto corriendo de un lado a otro, saltando, siendo más rock and roll (ríe). Pero también me siento al piano en ocasiones para tocar algunos temas. Aunque el concierto en general es más movido, también hay pequeños momentos para la tristeza, el impresionismo, el romanticismo... Sobre todo es un show divertido.

-¿Le ha supuesto este nuevo álbum una libertad y un alivio después de la densidad y la seriedad del álbum All days are nights: Songs for Lulu (dedicado a su madre fallecida) y la ópera Prima donna?

-Sí. Necesitaba unas vacaciones de mí mismo. Había hecho una gira en solitario, y cuando escribes una ópera pasas mucho tiempo solo. Con Mark Ronson quería probar una experiencia de estudio a la vieja usanza, con sesiones nocturnas, chicas locas cantando en el vestíbulo... (risas). Y quería una gira veraniega divertida. Pienso que hemos hecho un buen trabajo. Tampoco quería cambiar totalmente a otro personaje: siempre seré Rufus. Ha sido una progresión natural que tiene sentido.

-Es un álbum muy ecléctico: hay canciones de pópera, otras al estilo de Broadway, algo de R&B y hasta un tema de synth-pop, Bitter tears. Pero el gusto general es de principios de los setenta.

-Sí. Comenzamos de esa forma con Out of the game, Jericho y Rashida, que son una especie de homenaje a Los Ángeles, diría yo, porque tienen ese deje relajado de la Costa Oeste. Pero, como ocurre en todos mis álbumes, me adentro en otros terrenos. Al final del disco suena una gaita... Terminamos el álbum en Escocia (ríe). Es gracioso, no hay nada más diferente de California que Escocia. Mark (Ronson) fue muy consciente y trabajó muy duro para que todo el álbum sonase como un solo disco. No quería que fuese tan esquizofrénico como algunos de mis anteriores álbumes. Quería que sonase como un solo trabajo, y creo que lo ha logrado.

-¿Hubo algún momento en el que Mark Ronson le dijera 'espera, eso suena demasiado operístico', o algo por el estilo?

-Esperaba que hubiese sido más... dictatorial, en términos de editar ciertas canciones o cantar de una forma determinada. No tuvimos mucho tiempo. Lo hicimos todo en dos meses: grabación, mezcla, masterización. Fue todo muy rápido. Muchas veces, cuanto menos tiempo tienes para un proyecto, mejor te va a salir.

-La actriz Helena Bonham Carter protagoniza junto a usted el videoclip de Out of the game. ¿Es también amiga suya?

-Es una muy buena amiga, sí. Ella, Mark Ronson, Sean Lennon (quien también colabora en el disco) son personas que realmente adoro y que quiero en mi vida. No ha sido siempre así necesariamente, pero ahora siento, casi con 40 años, que lo más importante es rodearme de personas con calidad humana. Me gusta presumir de ellos, ya sea en mis álbumes o en mis vídeos. Vivo una vida encantadora. Soy muy afortunado.

-Cuando uno piensa en compositores que han mezclado elementos de la música clásica con el pop y el rock, además del suyo vienen a la mente los nombres de Morrissey y de Elvis Costello.

-He trabajado con Elvis algunas veces y es una increíble enciclopedia de música clásica y pop. Morrissey es, por supuesto, uno de los grandes genios de nuestra era. Me identifico con ellos. Sin embargo, yo diría que sé más de ópera que ambos juntos (enorme carcajada).