Sabe lo que es destacar entre los mejores porque su buen expediente académico le sirvió para ser seleccionado con 25 estudiantes entre los 600 que se presentaron para estudiar dos años en uno de los Colegios del Mundo Unido con una beca de la Fundación Barrié. Terminada su aventura en Canadá, el coruñés Antón Baleato Lizancos volverá a cruzar el charco, en esta ocasión a Nueva York, al ser uno de los 12 beneficiarios con la beca Columbia que le permitirá costearse sus estudios de Física Aplicada en esta universidad norteamericana durante cuatro años.

El joven es el único candidato no americano de la docena de elegidos del programa de becarios Egleston, mediante el que se selecciona a los alumnos de pregrado de Ingeniería de Columbia que compartan valores de la institución académica, es decir, "aplicar la ingeniería a fines sociales y de responsabilidad con el medio ambiente". En eso Baleato Lizancos tiene experiencia porque cuando aún estaba en el instituto ya mostró la preocupación por su entorno social con su proyecto sobre cómo divulgar el potencial de la ría de O Burgo y concienciar de los beneficios de su recuperación.

La beca le cubrirá los gastos académicos y de alojamiento y además contará con un tutor personalizado y la posibilidad de investigar en los laboratorios del centro americano. "No me merezco esta oportunidad de estudiar la carrera que me gusta en una de las mejores universidades, que además me abre las puertas de sus laboratorios para hacer el proyecto que quiero", afirma el joven, quien también ve como una ventaja el compromiso de la institución de ofrecerle prácticas en empresas punteras del sector. Cree que esta es "una buena continuación" a sus dos años de estancia en Vancouver en uno de los centros educativos de la red de los Colegios del Mundo Unido. Esta distinción la valora como una manera de recompensar a su familia por el "sacrificio" que hizo en el par de cursos que pasó fuera de casa. "Es complicado estar lejos pero sentí que me encontraba en el lugar adecuado y presiento que en los próximos cuatro años también será así", asegura.

A finales de agosto hará sus maletas y está deseando probar suerte en esta nueva aventura académica. Tan pronto como empiecen las clases comenzará a trabajar con su tutor en un proyecto "a pequeña escala" sobre el sistema de filtrado de aguas de la ciudad neoyorquina, tarea que compaginará con sus estudios y la colaboración con el grupo Ingenieros sin Fronteras en iniciativas que vayan "más allá de la teoría" y le permitan aplicar los conocimientos de su titulación al mundo cotidiano.