El profesor Fernando Agrasar considera que la Fábrica de Tabacos no puede incluirse dentro del grupo de arquitectura industrial, no porque no porque no haya albergado trabajadores dentro, sino porque es demasiado diferente del edificio original de la Coca-Cola y del concesionario de la Seat. "Los modelos del siglo XVIII y el XIX son otra cosa, las fábricas de final de siglo son mucho más complejas, por la maquinaria. En origen, en la Fábrica de Tabacos se manipulaba la picadura, había empleadas, pero apenas había máquinas", explica Agrasar. Ahora es un esqueleto que se cae a pedazos, pero se convertirá en sede judicial. Su primer autor es desconocido, el segundo es Antonio de Mesa y Álvarez, se construyó a finales del siglo XVIII como almacén general de víveres para el servicio de Correos Marítimos con las colonias.