El inicio del curso en la ciudad y el área metropolitana, que siempre causa problemas de tráfico en las principales vías y en los accesos a los centros escolares, no registró retenciones ni congestiones significativas, según confirmaron desde la Policía Local. Los agentes del cuerpo de seguridad destacan que entre las 08.30 y las 09.00 horas de la mañana se concentró el mayor número de coches, sobre todo en la avenida Alfonso Molina, la ronda de Outeiro y la ronda de Nelle, los tres puntos en los que hasta ayer a primera hora de la mañana -aseguran- la circulación era muy "floja".

El jefe territorial de la Consellería de Educación en A Coruña, Indalecio Cabana, también indicó la ausencia de incidentes en sus visitas a algunos colegios de la ciudad. La delegada territorial de la Xunta coruñesa, Belén do Campo, que acudió a los CEIP de Zalaeta, Rosalía de Castro y San Francisco Javier.

Unos 19.000 niños de entre 3 y 12 años comenzaron las clases en A Coruña en Infantil y Primaria que se suman a los 83.900 de toda la provincia. Unos 6.480 niños están matriculados en Educación Infantil y 12.526 en los cursos desde 1º a 6º de Primaria. El área metropolitana coruñesa, que suma un total de 12.221 inscritos en ambos ciclos, es la que más alumnos concentra de toda la comunidad gallega.

Después de tres meses de vacaciones ayer para los niños de Primaria volvió a sonar el despertador para ir al colegio y empezar un nuevo curso en una jornada de reencuentro con compañeros y profesores. Para los más pequeños que empezaban su etapa escolar en Educación Infantil todo era novedad y a muchos les costaba quedarse en un sitio que veían desconocido y despegarse de sus padres.

En el colegio Calasancias las clases ayer no comenzaban hasta las 11.00 horas, pero media hora antes en el aparcamiento del colegio entraban y salían coches de los padres que acompañaban a sus hijos en su vuelta al cole. Los profesores habían sido más madrugadores y ya desde las 09.30 horas estaban en el centro para preparar las primeras lecciones de este curso, mientras que otros iban llegando a medida que se acercaba la hora de entrar a las aulas.

Los pequeños regresaban al colegio equipados con sus mandilones, uniformes y mochilas de ruedas. No todos vivieron esta jornada de la misma forma y la alegría de unos se mezclaba con los llantos y las lágrimas de otros.

Unos hermanos entraban en el recinto saltando contentos y un grupo de alumnos de Primaria se abrazaban al reencontrarse con sus amigos y compañeros de pupitre del año anterior. Los más pequeños eran los más reacios a abandonar a sus padres y quedarse en el colegio y así lo hacían saber a sus progenitores llorando desconsolados, mirando asustados a los demás niños o agarrándose a sus padres para que no les dejasen solos.

Este año académico viene marcado por las protestas del profesorado por los recortes en la enseñanza pública al aumentar el ratio de alumnos por aula, el ajuste del profesorado por no cubrir jubilaciones o la reducción de profesionales de apoyo para estudiantes con necesidades especiales. El próximo lunes serán los alumnos de Secundaria y Bachillerato los que se incorporen a clase y afronten su particular vuelta al cole.