Sin saber qué pasará en un futuro cercano. Así afrontan los tres varaderos de la ciudad su actividad de mantenimiento, reparación y construcción de embarcaciones. Los responsables de este tipo de instalaciones reconocen que la crisis del sector, ya antes de la general, en 2008, ha ido menguando la carga de trabajo de manera progresiva en los últimos años, pero confían en seguir resistiendo, sobre todo por el peso específico del sector pesquero en el puerto coruñés. Varaderos Lazareto, Talleres Medín y Astilleros José Valiña aguantan el tirón y, con los carros vacíos gran parte del año, esperan el verano o el buen tiempo para conseguir atraer a más clientes.

Aunque están abiertos a todo tipo de pedidos, los portavoces de Lazareto y Medín admiten que son los buques pesqueros, tanto de altura como de bajura, los que más acuden a realizar labores de mantenimiento o algún tipo de reparación a sus recintos, ubicados a pocos metros entre sí, en Oza. Eso sí, algunos buques antiguos, como uno del año 1952 y bandera polaca de la Tall Ship Races o un participante en la II Guerra Mundial, el Halcón, también han recalado o recalarán en estos varaderos, pero de manera excepcional. También el astillero José Valiña, ubicado también en Oza, sufre la recesión, con proyectos paralizados por la falta de crédito que mantienen el recinto casi inactivo.

Las plantillas de las empresas son la que más han notado, a lo largo de las últimas décadas, la merma de la carga de trabajo y la caída del sector naval. La de Talleres Medín pasó de 60 trabajadores a solo seis y la de Varaderos Lazareto, de un centenar a solo diez. Los trabajadores más veteranos recuerdan cómo doblaban turnos por las noches, cuando la flota pesquera se componía de 300 barcos, y cómo se contrataban refuerzos de desempleados en momentos de máxima ocupación.

Los empleados se reducen al mínimo ante la incertidumbre de los próximos meses. Astilleros Valiña no se plantea recortar en costes de personal, aunque todos los responsables de empresas miran al futuro con preocupación. La falta de ayudas de las administraciones a la pesca o la actividad naval, las restricciones de la Unión Europea y la crisis de consumo son los factores que creen que influirán en la actividad que registren en los próximos meses.

La importancia de la pesca y, en consecuencia de la lonja, de A Coruña parece no tener fin, pero desde los varaderos reclaman ayuda y apoyo de los propios armadores para que todas las empresas relacionadas con el sector puedan sobrevivir a la recesión y seguir haciendo, con técnicas más avanzadas, lo que algunos hacían en La Marina y se sigue haciendo tras varias generaciones: varar barcos y realizar su mantenimiento o repararlos para su vuelta al mar.