Como si luchasen contra el reloj, el Concello anunció ayer la licencia para construir en O Parrote en la misma mañana en la que recibían el último visto bueno de Patrimonio. El alcalde, Carlos Negreira, aseguró que en octubre las máquinas ya podrán entrar en el agujero en octubre. Tanto el regidor como el edil de Urbanismo destacan que tienen todos los permisos y admiten que la Xunta ha sido "muy exigente". Esto lo revela el expediente de la licencia, en el que se demandan y se recogen numerosas modificaciones, cuyos trámites se comprimieron en los dos últimos meses. Uno de los cambios principales es la variación del trazado del túnel, ya que invadía la zona verde delimitada por la normativa urbanística en vigor.

Finalmente, son cuatro las licencias aprobadas por la Junta de Gobierno local, reunida ayer en sesión extraordinaria, que permiten a Copasa iniciar los trabajos bajo las órdenes de la Autoridad Portuaria, con un coste que ronda los catorce millones. La primera de las cuatro licencias es para la ejecución del túnel y la segunda para el parking. Las otras dos son para el proyecto de urbanización de la zona y para los usos comerciales, que ocuparán 1.100 metros cuadrados. El único permiso que falta que, según el concejal llegará hoy o el lunes al Concello, es el del control arqueológico.

En cuanto al túnel, el arquitecto municipal Jefe del Departamento de Planeamiento obligó a modificar su trazado, puesto que el diseño original invadía una zona verde protegida, en consecuencia, "incompatibles con el ordenamiento vigente".

También hubo que corregir el diseño de los accesos al túnel y al parking, según dos dictados de la Dirección Xeral de Patrimonio, que exige una revisión de su diseño y de los materiales para que haya "unidad arquitectónica", al constatar que los elementos previstos eran más "propios de infraestructuras viarias" que de un "espacio declarado conjunto histórico". La intención, además, es "evitar la excesiva presencia" de la entrada al aparcamiento "frente a las galerías de La Marina y O Parrote".

A pesar de tener la aprobación para los usos comerciales u hosteleros, Patrimonio echó abajo la propuesta de diseño para el edificio que con tal fin está previsto en el entorno de La Solana. La configuración estética ha cambiado. Según relató Fernández Prado, se tapará el muro de La Solana y el edificio "permitirá dos cosas". La primera, bajar por encima de su cubierta hacia el mar, de forma que se pueda acceder a la cota del litoral desde Capitanía. La segunda, "tener una gran superficie peatonal" para realizar actividades y disfrute del peatón.

Tanto el alcalde como el edil explicaron que hasta la mañana de ayer estuvieron tratando, con la Autoridad Portuaria, responsable del proyecto, y Patrimonio aspectos del plan: "hasta el color del pavimento, la arena, la carpintería". "Han sido muy exigentes", afirmó el regidor, quien defiende que cuentan con todos los permisos necesarios, a diferencia del Gobierno anterior.