La comunidad de propietarios del número 11 de la calle Agra de Bragua ha denunciado al dueño del bar King. Se quejan de que el piso que ha comprado en el inmueble lo ha alquilado por habitaciones a personas que sufren adicciones y problemas y de que los inquilinos hacen ruido, tanto, que han llegado a pensar que su comportamiento responde a una estrategia para que los vecinos abandonen el edificio.

"Hacen ruido todo el día, parece que tiran las cosas al suelo a propósito, para molestarnos, para que nos marchemos de nuestras casas y para quedarse con todo el edificio", explicaba ayer la presidenta de la comunidad, que asegura que el conflicto está ya en el juzgado. Además de los ruidos, la junta de propietarios se queja de que el dueño del King falla a la hora de pagar los recibos del agua y de la luz.

"No sabemos nada", se limitó ayer a decir el propietario del King cuando esta redacción intentó preguntarle cuál sería el futuro de su local -que ayer permanecía precintado y con cartas del Ayuntamiento sin abrir por dentro de la reja- y si conocía que los vecinos del piso que había comprado en el número 11 de Agra de Bragua le habían denunciado por las supuestas molestias que causan sus inquilinos a las familias residentes en el inmueble.

Los vecinos se quejan de que los ruidos, los gritos, los problemas y la falta de limpieza desde que comparten inmueble con los inquilinos del dueño del bar King son constantes. Los que conocen al propietario del bar aseguran que este y el edificio anexo a la cervecería no son los únicos que posee el empresario en la zona. En el número 5 de la calle Barcelona, justo al lado del ahora precintado bar King, hay un edificio que el propietario de la cervecería alquila por habitaciones y en el que residen, entre otros, una exchabolista de Penamoa y su familia. El día del registro en esta improvisada pensión, aseguraba que no tenían contrato, que el dueño del piso les había dicho que se podrían quedar siempre y cuando pagasen los 170 euros mensuales que cuestan de media los cuartos.