Los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) sobre las condiciones de vida de las familias toman como referencia la edad de 65 años para designar a las personas mayores. Para el catedrático de la Universidade da Coruña en Psicobiología Eduardo Pásaro, este grupo es "excesivamente heterogéneo", ya que engloba a personas que todavía están trabajando y en plenas facultades, con personas dependientes, por lo que es complicado hacer un mapa de hacia dónde avanza la ciudad.

A pesar de ello, Pásaro, concluye que el descenso de los hogares habitados por personas mayores supone "en cualquier caso, una mejora entre 2010-2011", ya que se produce "una disminución de 1.418 posibles hogares con problemas a causa de la edad de sus componentes", por lo que "el riesgo social" también se reduce.

La integración de los mayores en los núcleos familiares no solo refuerza la economía de los que acogen -o son acogidos- sino que reduce el riesgo de exclusión social de los mayores. El director de Cáritas Interparroquial de A Coruña, Vicente Iglesias Martelo, asegura que, pocas personas mayores de 65 años acuden a la institución benéfica en busca de comida o de ropa, ya que cuentan con una pensión para sus gastos básicos. "Puede haber un par de casos o tres, pero no muchos más", explica Iglesias Martelo.