"En el deporte hemos ido por delante en seguridad", comentaba esta semana Eduardo Blanco, director del curso sobre seguridad para gestores de instalaciones deportivas, acerca de su experiencia en este campo, ya que el ahora profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte era concejal de Fiestas y Deportes cuando en 1990 se aprobó la ley del deporte, que implantó sistemas como los tornos y el control informatizado de las entradas. Blanco atribuyó a estas iniciativas la desaparición de las bengalas de los estadios, en los que existe un jefe de seguridad que debe rendir cuentas a un coordinador en esta misma materia que es siempre un mando policial.

Para Blanco, A Coruña "fue una ciudad muy avanzada", ya que pese a que la legislación no obligaba a ello, a mediados de los ochenta ya se aplicaban planes de seguridad para el Noroeste Pop-Rock, el trofeo Teresa Herrera o el Día del Deporte en la Calle. El hoy presidente de la Asociación Galega de Xestores Deportivos recuerda el amplio dispositivo instalado para el concierto de Prince en el colegio Santa María del Mar en 1993, donde se valló el acceso al tendido ferroviario y se iluminó con focos la ribera de la ría, en la que se situaron incluso lanchas neumáticas en previsión de la caída al agua de personas. En los accesos, la avenida de A Pasaxe se cortó al tráfico para facilitar el desplazamiento del público y evitar accidentes.