En el Carnaval todo vale y casi todo está permitido, así que el que más el que menos se dejó llevar ayer por la música, por la ilusión de los más pequeños de la casa, por los colores y por la siempre tentadora experiencia de poder ser, durante un fin de semana, algo diferente de lo que es a diario.

En Feáns decidieron que se convertirían en vaqueros, con su caballo blanco y todo y que, como no puede faltar quien cocine, uno de sus vecinos asaría chorizos en un tambor de lavadora mientras ellos paseaban por las calles de la ciudad en su saloon itinerante. Hubo quien quiso dar vida a algunos de los ídolos de su infancia, como Shreck y Fiona, y otros que se conformaron con ser piratas, cabareteras o cantantes de aquellas que triunfaban en los años sesenta.

Más de un millar de personas participaron ayer en la cabalgata de Carnaval, con sus boas de plumas, sus ritmos heredados y sus disfraces. Algunos ayer optaron por improvisar, por ponerse el pijama y la bata por encima, unas pantuflas y salir a la calle vestidos de ellos mismos, aunque en versión legañosa; otros, sin embargo, se notaba que habían estado preparando su salida a las calles de la ciudad durante casi un año, por sus bailes ensayados, por sus cabezas de camello montadas en quads y por su barco pirata de madera que, incluso, tenía un bote salvavidas para remolcar a los que se habían caído a las olas del asfalto. Hubo capoeira, batukada, zombies que acompañaban al difunto Michel Jackson, una santa compaña que llevaba el ataúd de un tal Mariano y hasta unos bolivianos que se pusieron sus mejores galas para compartir su visión del Carnaval con sus vecinos de la otra orilla.

No se quiso perder la cita la reina de Inglaterra que, sin cortarse, cogía su botella de ginebra y se "mojaba los labios" mientras los soldados encargados de cuidarla hacían el cambio de guardia, tampoco faltó el sultán árabe de Pantaleón, a quien rodeaba una corte de odaliscas que intentaban, como podían, bailar la danza del vientre y estuvieron también todas y cada una de las modalidades de muñeca Barbie, la patinadora, la que todavía está en la caja, una que nunca salió a la venta, con una motosierra en las manos, y hasta la anciana, que paseaba en un descapotable con su ya entrado en años Ken.

El primer premio de Carrozas, dotado con 5.000 euros, fue para la formada por barbies; el segundo, de 4.000 euros, para Os Subterráneos, vestidos de los años 60; y el tercero, de 2.000 euros, para la Asociación de Vecinos de Feáns, cuyos miembros iban de Lucky Luke. En Vestuario, el tercer premio, de 1.000 euros, fue para Robot Manía; el segundo, para las barbies; y el primero, para Tarde mal e arrastro.