-¿Cree que el Palacio de Capitanía es suficientemente conocido por los coruñeses?

-Yo diría que el edificio es bastante conocido pero no tanto su trascendencia histórica porque no solo es un símbolo de poder sino también un monumento arquitectónico clave, ya que supone un cambio estético en lo que hasta entonces era habitual en A Coruña. En ese sentido tiene un considerable valor pese a su sobriedad.

-¿Puede decirse que visualizaba en Galicia el poder político de la monarquía?

-Efectivamente. Se construye a partir de 1748 bajo la dirección del ingeniero militar Juan Vergel para ser destinado a albergar la Real Audiencia, la Capitanía y la casa del gobernador, por lo que los tres poderes oficiales de la monarquía en Galicia se concentran en la simbología del edificio. De hecho, lo encarga el rey aunque lo paga el reino de Galicia con un arbitrio.

-¿Había habido antes una sede estable de la Capitanía en la ciudad?

-Sí, en el mismo sitio, pero los dos edificios adosados que ocupaba, que estaban exentos en la plaza y de los que no se conserva ninguna imagen, estaban deteriorados y a comienzos del siglo XVIII el capitán general se vio obligado a abandonarlos porque se caían, de forma que hubo que derribarlos para construir el actual palacio.

-¿Se sabe si se intentó dar al edificio un carácter monumental para hacer visible el poder de la monarquía?

-El proyecto del palacio en principio no gustó mucho a los futuros ocupantes, que lo consideraron demasiado austero y sobrio, ya que no tenía elementos distintivos que se identificaran con la magnificencia arquitectónica, puesto que no tienen columnas, pilastras ni órdenes de arquitectura griega clásica, que era lo que entonces identificaba a los edificios del poder. Este edificio quizá tiene un aire demasiado castrense, casi parece un poco cuartelero, pero un momento dado se rectificó y se le añadió un tímpano semicircular que preside hoy todo el conjunto, así como algunos adornos en los balcones altos y sobre todo el escudo del tímpano, con lo que la imagen quedó mejorada, aunque siempre dentro de una sobriedad, porque el presupuesto estaba comedido.

-¿Considera que es un edificio destacable dentro del Neoclasicismo en Galicia?

-No puede inscribirse en el Neoclasicismo porque corresponde a una época aún temprana para ese estilo y pertenece al Clasicismo del siglo XVIII. Es un edificio bastante importante en Galicia porque anuncia lo que luego va a venir, ya que entonces todavía se trabajaba mucho en Barroco muy adornado, al estilo de los edificios de Santiago, mientras que este marca una pauta de austeridad que en el futuro va a tener un gran papel.

-Una visita por sus estancias interiores hace pensar que se trata más de una fortificación que un palacio de representación.

-Sí, con esos muros anchos y ese patio grueso y muy severo. Hay incluso una cisterna pétrea en el subsuelo que se conserva perfectamente porque se quería que tuviera agua propia sin tener que depender de las fuentes de la ciudad ante un posible sitio del palacio o de la Ciudad Vieja, por lo que se pretendía que fuera como una ciudadela, de forma que otra cosa no será, pero sólido sí que lo es.

-Otro aspecto destacable es el largo periodo durante el que ha mantenido sus funciones administrativas.

-Prácticamente sigue sirviendo para lo que fue construido, porque algunas actividades desaparecieron, como la Audiencia, que se marchó cuando se construyó el Palacio de Justicia, pero todo lo que compete al terreno militar sigue allí. Hoy al capitán general no le llamamos gobernador ni virrey, pero sigue siendo el capitán general y tiene allí su residencia y sus salones de representación.

-¿Qué le parece la iniciativa de las autoridades militares de organizar visitas al palacio con motivo de sus 250 años de historia? ¿Cree que puede favorecer una mayor integración del edificio en la ciudad?

-Es una iniciativa que me parece fantástica y que incluso se podría hacer un ciclo de conferencias para que se conociera el valor de la construcción y el papel que tuvo la Capitanía y la milicia en la configuración de la ciudad. Todo aquello que contribuya a que la gente conozca la historia de la ciudad en la que vive es clave porque hace que los ciudadanos sientan aprecio por lo que tienen. Además, hay salones de representación en el palacio francamente vistosos, con buenas pinturas y decoración palaciega, mientras que otros espacios son más castrenses e ilustran sobre la historia militar de A Coruña.