Poner en marcha un robot y que solo utilice el 30% de su potencia durante tres segundos, hacer que avance formando un triángulo equilátero con su trayectoria u obligarle a girar al llegar al borde de una mesa. Son algunos de los puntos que se deben superar en el V Concurso Galego de Robótica A Maxia da Robótica, organizada hasta mañana por la Institución Galega da Ciencia (Igaciencia) en la Fundación Barrié.

Unos objetivos que deben cumplir los cerca de mil alumnos de Secundaria, Bachillerato y ciclo medio, procedentes de casi 30 institutos gallegos. El sistema es sencillo: cuanto más complicado sea el ejercicio, más puntos recibe. Requisitos que ninguno de estos adolescentes soñaría con realizar antes de pisar el edificio de la Fundación Barrié.

"Hasta llegar aquí no teníamos ni idea, pero parece bastante fácil", reconoce una de las alumnas del instituto Agra de Leborís (A Laracha), uno de los centros participantes en el certamen. Ella, junto al resto de compañeros, atiende las explicaciones técnicas de los monitores, que les enseñan los fundamentos básicos para manejar estos aparatos.

Todos los concursantes deben asistir durante una hora a la parte teórica, en la que hacen la primera toma de contacto con los instrumentos. La segunda hora es el concurso en sí, en el que deben seguir una serie de ejercicios para ir adquiriendo puntos. Los robots están formados por un kit de Lego, mientras que la programación de sus funciones es visual, haciendo los cálculos más sencillos.

Repartidos por mesas, los estudiantes observan expectantes los movimientos de sus autómatas bajo la atenta mirada de los monitores, que además de ayudarles, deben encargarse de que las pruebas sean superadas de forma correcta.

En la sala también están Inés Ben y Manuel Díaz, miembros de Igaciencia. Díaz, director de la institución, confiesa que las profesoras de los centros ven como algunos alumnos "que se portan mal en clase, aquí están concentradísimos". Ben destaca el "entusiasmo" de los chicos, que "salen motivados y con ganas de quedarse más tiempo". Es el ejemplo de uno de los estudiantes del instituto Sofía Casanova (Ferrol), que mientras intenta descubrir cómo superar una de las pruebas, admite que "antes de venir aquí no tenía ni idea de robots", pero que ahora se plantea estudiar una carrera relacionada en el futuro.

Una de las profesoras de tecnología que acompañan a los jóvenes, espera poder "impartir algo de robótica el próximo trimestre" en vista de lo "motivados" que están los alumnos.

El primer premio es de 150 euros, aunque "eso es lo de menos", coinciden los responsables del evento. Manuel Díaz señala que lo normal es situarse entre los 30 y los 40 puntos en el concurso, aunque ya se han registrado algunos que llegaron hasta los 57 puntos. El ganador del concurso se conocerá mañana por la tarde.