"No es una compañía objetivo del Ayuntamiento", manifestó el pasado viernes el alcalde, Carlos Negreira, sobre la posible implantación de Ryanair en el aeropuerto coruñés, y solo cinco días más tarde la aerolínea irlandesa regaló en la plaza de María Pita 40 billetes de ida y vuelta para los cuatro destinos a los que vuela desde Santiago. El desafío al Gobierno local es evidente, porque no solo se lleva a cabo tras la muestra de desinterés del regidor, sino además porque se produce en el año en que la empresa dejará de operar en Lavacolla ante el final de las ayudas que recibía por su presencia allí. El BNG calificó de "surrealista" esta promoción de la compañía e incluso ironizó con la posibilidad de que Negreira fuese uno de los agraciados con los billetes.

Las redes sociales fueron la vía elegida por Ryanair para publicitar su iniciativa, que congregó en María Pita a dos centenares de coruñeses -jóvenes en su inmensa mayoría- para hacerse con los vuelos gratuitos a Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. La lluvia que caía a mediodía, hora prevista para el reparto de los billetes, motivó que los reunidos se guarecieran en los soportales del Ayuntamiento, de modo que los concejales entraban y salían del palacio municipal estupefactos por la concentración. Finalmente, dos jóvenes ataviados con ropas de Ryanair y arrastrando una maleta del personal de cabina de la aerolínea se presentaron en el lugar, con la consiguiente avalancha de personas hacia ellos. Con dificultad, explicaron que para optar a los billetes se debía rellenar una encuesta en la que tendrían que incluir su teléfono y su correo electrónico para participar en un sorteo cuyo resultado se comunicaría el viernes.

Poco a poco repartieron los papeles, simples octavillas fotocopiadas, e incluso bolígrafos. La encuesta, que reclama saber si se ha volado con la compañía y por qué razones, parecía ser lo de menos, ya que al agotarse las octavillas se ofreció la posibilidad de entregar cualquier trozo de papel con el nombre y una dirección de correo.