Hablaba con cariño de sus hijos tras el crimen, según las forenses que la examinaron, pero no reaccionó "normalmente". De hecho, a las psicólogas les llamó la atención su "distancia afectiva" y sostienen que se mostró "fría y distante" respecto a la muerte de los gemelos. "No manifestó sentimiento de pérdida", declaró una experta, quien afirmó que la notó "preocupada" por las críticas de terceros y su posible ingreso en prisión. A uno de los policías locales que acudió al restaurante en el que trabajaba para comunicarle que había pasado "algo" en su casa también aseguró que le extrañó su frialdad. Se subió al coche policial y durante el trayecto, de 10 minutos, no preguntó qué había pasado.

"Necesita sobreprotección, sobrecariño, ser el centro de atención. Tiene una personalidad histriónica, tendencia a dramatizar y a teatralizar. Muestra dependencia en las relaciones de pareja, necesita dejarse hacer para no asumir sus responsabilidades y evitar la pérdida de esa persona", indicó una de las forenses. Las especialistas apreciaron "falta de competencia para manejar a unos niños que define como problemáticos y rebeldes". La reacción de la imputada, aunque extraña, es "una posibilidad", según las psicólogas.