Son familia en la pequeña pantalla desde hace una década y ahora también lo son sobre los escenarios. El teatro Colón presenciará mañana y el sábado Conversaciones con mamá, una comedia protagonizada por María Galiana y Juan Echanove, que se encarga también de la dirección.

-Se trata de la adaptación de una obra argentina, pero encaja en la España actual.

-Los acontecimientos son más feroces que la propia historia y ha habido que adaptarla un poco a la realidad española. Habla de una situación en la que se puede ver reflejada mucha gente, en la que la realidad económica obliga a determinados individuos -como es el caso de mi personaje Jaime- a tener que pedirle a su madre que venda la casa donde vive y se vaya a vivir con su familia porque está en paro y va a tener muchos problemas para encontrar trabajo.

-¿Es posible hacer comedia ante un drama como este?

-Con todo se puede hacer comedia, a mí eso me lo enseñó el gran Rafael Azcona y Luis García Berlanga. Si hay algo que los españoles tenemos todavía intacto, es nuestro humor negro. En la obra se produce una relación con dos visitas a mamá en la que saltan chispas, habiendo partes muy divertidas y emocionantes.

-En la serie Cuéntame también hay esa combinación. ¿Llegó a peligrar su continuidad a pesar del éxito?

-Nos hartábamos de decir públicamente que la serie iba a seguir. Otra cosa es qué puede pasar después de la temporada que grabemos en septiembre. Cuéntame está como doce puntos de audiencia por encima de la cadena y encaja perfectamente en lo que es un contenido público. Allá por donde vayas, la gente agradece que les cuentes su pasado. Hasta mi hijo entiende ahora qué problemas tenía yo en los años ochenta.

-¿Cómo valora la deriva de la televisión pública?

-Prescindir del apoyo publicitario es un lujo que la cadena no se puede permitir. Si un capítulo cuesta dinero es porque luego lo genera. Eso sí, en un momento en el que peligra la sanidad pública, las pensiones o la educación, la prioridad no es la televisión.

-¿Cuál es la fórmula para realizar una serie de historia reciente sin abrir heridas?

-Hay que pensar en el ciudadano medio español. Una serie que habla de la historia reciente de un país tendrá gente que considere que los hechos sucedieron de una óptica más de izquierdas de lo que nosotros lo contamos y otra que lo vea al revés. Tenemos que contarlo de la manera más equidistante posible y siendo fiel a tu manera de contar digan lo que digan. Yo mismo pienso a veces que hay cosas que se vivieron de otra forma, pero hay que ser objetivo y darse cuenta de que habrá espectadores que tienen una realidad o un nivel cultural distinto que uno.

-Como actor que vivió de forma activa esa época, ¿echa de menos los cambios que se dieron durante la transición?

-Yo viví todo esto en los teatros. No me llegó nada de la movida madrileña, mis amigos me decían que vivía en una secta. Es cierto que había una sensación de libertad y de que todo era posible mucho más atractiva de la que toca vivir ahora. No soy un nostálgico, pero yo hasta hace dos años estaba muy a gusto con la realidad de un país que iba hacia un futuro de desarrollo cultural, europeo y de Estado de Bienestar. Quitando la burbuja inmobiliaria y la especulación, fue la mejor España que nos tocó vivir.