La ilustradora y miembro del colectivo Miñoco María Álvarez lo tiene bastante claro: "No hay una mentalidad de industria sostenible y rentable". Así de tajante se muestra esta antigua alumna de la Escuela de Arte Pablo Picasso, una firme defensora de que la autoedición es una nueva alternativa para renovar la industria cultural. Una idea que llevó a la práctica junto a Yago García, Jorge Fernández -ambos también exalumnos de la escuela y miembros de Miñoco- y Marcos García Rooster con el primer número del fanzine Compota de Manatí, para el que trabajan ahora con la intención de sacar una nueva edición.

"Miñoco es un colectivo hecho para promocionarnos, no tiene ningún tipo de fin lucrativo", indica la dibujante, que realiza diversas actividades dentro de la formación como "autoediciones o participar en eventos orientados a gente que le gusta leer cómics". El grupo está inmerso en una gira de presentación que les ha llevado ya a Santiago, Pontevedra, Vigo, Ourense y, la pasada semana, A Coruña.

Durante las ponencias se encargan de animar a los alumnos de las escuelas de arte a financiar sus proyectos personales "sin quedarse esperando a que les contrate una editorial". Exponen su experiencia, durante la que han tenido que buscar patrocinadores porque no ellos no ponen "un duro". "Pero tampoco lo perdemos", explica. Supone una suerte de escaparate que les permite exponer su talento, ya que los tres miembros de Miñoco trabajan de freelance en otros proyectos.

La ilustradora resume con una simple frase que dedicarse a lo suyo de forma profesional es posible: "Hay muchas maneras de realizar cosas que quieres hacer". Ante un contexto económico adverso y en el que los precios de las publicaciones son cada vez más altos, desde Miñoco proponen buscar vías distintas a los intermediarios.

Uno de los casos que suelen evocar es el de los prestigiosos creadores Brian K.Vaughan y Marcos Martín, que desarrollaron The Private Eye. El modelo escogido en este webcómic fue el de la descarga directa al precio que el cliente estime oportuno. Otra posibilidad es la del crowdfunding o microdonaciones, con la que Tim Schafer logró recaudar 1,7 millones de dólares con la aventura gráfica Monkey Island.

Dos ejemplos de enorme éxito que pueden servir como un modelo a seguir. Y es que María Álvarez es "muy crítica con la industria cultural", donde se ha encontrado con personas que "solo están ahí para sacar tajada", lamenta. Es consciente de que "ninguno se hará millonario de la noche a la mañana" con estos métodos, pero suponen para ella una forma eficaz de ver cómo los proyectos de ilustradores, como los integrantes del grupo Miñoco, sobreviven en un clima hostil para las publicaciones artísticas.