Los sedimentos contaminantes se extienden por el 61% de la superficie de la ría de O Burgo y tienen un volumen aproximado de 453.000 metros cúbicos, según el informe elaborado por el Centro de Estudios de Puertos y Costas, dependiente de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, que propone la retirada de estos lodos, aunque será la memoria ambiental que deberá efectuarse ahora la que determine si esa es la medida más adecuada. El jefe de la Demarcación de Costas de Galicia, Rafael Eimil, calculó ayer que ese documento podrá estar listo en el plazo de cuatro meses, tras lo que luego será necesario redactar el proyecto para el dragado de la ría si finalmente se elige esa opción, para lo que esta iniciativa sería consultada con todas las asociaciones y administraciones implicadas.

Eimil estimó que la tramitación media de este tipo de actuaciones dura unos 18 meses, por lo que en su opinión los trabajos de dragado no podrían comenzar antes de finales de 2014. También comentó el director de Costas en Galicia que la Xunta y el Ministerio de Fomento deberán decidir todavía cómo se financiará esta iniciativa, ya que el acuerdo alcanzado hasta ahora se limita a la realización de este estudio.

Las zonas donde se concentra más contaminación son las situadas junto a la antigua depuradora de O Burgo en la ribera de Culleredo, así como las situadas al pie de Perillo y O Temple, en los municipios de Oleiros y Cambre. En el primero de esos puntos se localizaron metales pesados como mercurio, cadmio, plomo, cobre y cinc, mientras que en el margen opuesto de la ría se localizaron policlorobifenilos, compuestos organoclorados conocidos como PCB.

Pese a todo, Rafael Eimil aseguró que la concentración de estos productos es baja y que no existe peligro para la salud humana, al tiempo que calificó de "moderadamente contaminada" la situación ambiental de la ría. En cuanto al origen de estos residuos, el responsable de Costas explicó que los del margen de Culleredo pudieron llegar a través de la depuradora ya desaparecida, mientras que los del otro lado de la ría proceden de empresas y un taller de reparación de automóviles existentes en el pasado, así como de las aguas pluviales.

La propuesta que efectúa el informe gubernamental consiste en la retirada de 354.000 metros cúbicos de los sedimentos menos contaminantes, situados en las zonas clasificadas como 2, que ocupan 708.000 metros cuadrados que suponen el 48% de la ría, y verterlos en el mar a una distancia de 6 millas de la costa, en un área que se estudiará previamente para comprobar que el vertido no afecta a la naturaleza. Eimil explicó que esta operación es similar a la que se realiza cuando se lleva a cabo el dragado de un puerto.

El informe plantea además la extracción de 99.000 metros cúbicos de sedimentos que se localizan sobre 199.000 metros cuadrados del estuario -el 13% de su superficie y clasificados como zona 3A- y almacenarlos en un depósito que se instalaría en las proximidades para facilitar el desarrollo de los trabajos, según explicó Ana Lloret, la directora del estudio, quien detalló que ese recinto estaría impermeabilizado para evitar filtraciones a la ría, mientras que Eimil añadió que podría quedar integrado en el paseo marítimo de O Burgo mediante una intervención semejante a la que se efectuó cuando se construyó esta infraestructura.

El 39% restante de la superficie de la ría -la más próxima a la playa de Santa Cristina- está clasificado como de categoría 1 y se considera que no es necesaria la retirada de los sedimentos por su baja concentración de material contaminante.

El estudio del Centro de Estudios de Puertos y Costas se basa en el realizado en 2008 por la Universidad de Santiago, que determinó un espesor medio de 35 centímetros en los sedimentos contaminantes, por lo que ahora se propone dragar a una profundidad de 50 centímetros, aunque en la zona situada junto al puente de la autopista se sugiere excavar al menos un metro y en el entorno de la vieja depuradora, hasta que aparezca arena densa.