Al principio cundió un poco de miedo, no hasta el punto de caer presa del pánico, pero el rápido despliegue de las unidades de bomberos, brigadas antiincendios y policías locales y nacionales tranquilizó pronto a los vecinos de Novo Mesoiro y Feáns que el viernes por la tarde contemplaron desde primera fila la densa humareda creada por un fuego originado en la zona. Las llamas calcinaron al final 15 hectáreas, 10 de superficie arbolada y 5 en monte raso. Extinguido el incendio por completo y recuperada la calma en el lugar, lo que más pena causa a los residentes es la pérdida de un "pulmón verde" en los alrededores de la ciudad.

Porque por donde ardieron los árboles y el monte, donde hay un coto de caza, los vecinos de Feáns y Novo Mesoiro acostumbraban a correr o a practicar otros deportes. Los numerosos conejos que saltan libres por la zona eran testigos de sus actividades. Los aficionados al trial llevaban sus bicicletas y allí se proyectaba además la creación de un circuito de carreras de orientación.

Aunque no se atreven a asegurar que el fuego fue intencionado, algunos vecinos lo sospechan. "Esa zona es un bosque limpio de escombros, es muy raro que queme si alguien no lo provoca", comenta el vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Novo Mesoiro, José Manuel Boquete. En Feáns, el máximo responsable vecinal, José Ramón Cernadas, tampoco pone la mano en el fuego culpando a algún pirómano, aunque alerta de los riesgos que pueden causar las quemas irregulares de podas.

"Hace cuatro años que se prohibió quemar restos de vegetación en las fincas y hay podas que se pudren en los montes, por lo que hay gente que las sigue quemando", explica. Cernadas defiende que se autorice esta actividad debido al volumen de restos acumulados, pero siempre con un exhaustivo control por parte del Ayuntamiento. "La zona que ardió en el incendio era un área verde importante. El monte se tiene que cuidar entre todos, los vecinos y las autoridades no lo pueden abandonar", reclama.

El incendio del viernes comenzó a las 17.35 y quedó sofocado totalmente a las tres de la madrugada, aunque a las 21.30 las principales unidades del operativo desplazadas al lugar ya se habían retirado. Feáns y Novo Mesoiro se cubrieron de humo y ceniza. Ayer ya había mucha más claridad. Y tranquilidad.