El Palacio de la Ópera recibe esta tarde a las 18.00 horas una historia con la que crecieron millones de niños en todo el mundo. El musical La Bella y la Bestia contará con seis funciones entre hoy y el martes, en un espectáculo para el que son necesarias 120 pelucas. Ignasi Vidal interpreta a Bestia, un personaje que necesita horas para su preparación entre maquillaje y vestuario.

-¿Qué diferencias podrá encontrar el público entre la película de Disney y el musical?

-El argumento es el mismo, solo que el espectáculo musical está ampliado. No solo el número de escenas sino también el repertorio de canciones. El musical dura, aproximadamente, dos horas cincuenta, por lo que está más desarrollado que la película.

-Con un trabajo estresante detrás del telón.

-Muchísimo, es un espectáculo en el que no solo destaca el trabajo de los actores sino de todo el equipo. Es la cara que no se ve del musical pero que le da vida. Para preparar mi personaje tardan una hora y, cuando llevas un año así, lo notas mucho. La transformación es vestuario y maquillaje.

-En más de una función ha habido niños que llegaban a gritar desde las butacas por lo involucrados que estaban.

-Ha ocurrido muchas veces, los niños son un público muy activo y no pueden evitar su alegría, tristeza o sorpresa. La gente se involucra mucho, precisamente porque reaccionan muy favorablemente a que el musical ampliase el abanico de sentimientos que tienen los personajes de la película. Al ser más largo, tienen más tiempo de identificarse con unos y con otros. De alguna manera, cabría decir que el musical ha mejorado el producto. Es mucho más espectacular.

-¿Por qué los musicales suelen llenar los auditorios mientras que el resto de géneros escénicos languidecen?

-Es curioso, porque los musicales son más caros que el resto de géneros pero el gran público ha optado por este tipo de entretenimiento. Creo que la música tiene mucho que ver, hace que los sentimientos viajen a mayor velocidad y se puedan pasar por muchos estados en menos tiempo. En un teatro puede ocurrir cualquier cosa a nivel de recursos técnicos y todo esto hace que el musical sea una propuesta muy atractiva. Sobre todo para la gente que no está muy acostumbrada a ir al teatro.

-¿Qué hace que este musical sirva de trampolín a sus artistas?

-No ocurre solo en España, porque es un espectáculo que engloba muchas edades. Ahora mismo está mi hija en el espectáculo haciendo de la tacita Chip. Quién sabe si dentro de unos años le pasa lo mismo y dice 'sí, yo lo primero que hice fue La Bella y la Bestia'. En mi caso llega ya cuando casi tengo ganas de retirarme (se ríe). Tengo cuarenta años y ya he hecho muchos espectáculos. Pero sería una cosa temporal.