-El asentamiento de Penamoa era muy problemático por la venta de droga. ¿Lo es menos el de A Pasaxe por el hecho de que allí no se desarrolla esa actividad?

-Es distinto pero igual de complejo. En Penamoa partíamos de que había una actuación del Ayuntamiento porque era el propietario de los terrenos y tenía unos mecanismos legales para desalojar a estas personas, mientras que en A Pasaxe no sucede así y por lo tanto no podemos tener esa iniciativa y es el propietario quien tiene que ejercerla. Pero nosotros tenemos una labor con cada una de esas familias a través del equipo de chabolismo. Lo importante de este proceso, del que siempre dije que es lento y difícil, es convencer a cada una de las familias de que se puede salir de ahí y de que hay medios para que lo hagan. Pero la salida tiene que ser voluntaria y ese es uno de los problemas que hay para que salgan.

-¿Se ha trabajado con estas personas desde que este Gobierno local tomó posesión?

-Había un trabajo previo hecho y desde que yo llegué a la concejalía seguí trabajando en esa línea. El equipo de chabolismo se desplaza todas las semanas a A Pasaxe para atender todas las necesidades de las familias y para explicarles cuáles son los recursos que tienen a su alcance, qué posibilidades tienen de salir y cómo podemos ayudarles. La realidad es que cada familia tiene una situación distinta que tiene que ser tratada de manera distinta.

-¿No son muy pobres los resultados después de dos años de trabajo con estas familias?

-Hemos conseguido que salieran seis familias, pero es que no es fácil conseguirlo. Los recursos existen, hay dotaciones presupuestarias para ayudarles a salir de allí y programas de ayuda en alquiler, de acogimiento familiar, de ayuda para la compra de vivienda, de ayuda para el acceso a un puesto de trabajo, de aprendizaje de habilidades sociales y de convivencia..., pero yo no puedo obligarles, por lo que tengo que convencerles. Yo pido mucho a los técnicos que trabajen con los niños y por eso hay un seguimiento de ellos en los colegios para incentivar que continúen los estudios y les animamos a que participen en las actividades de los centros cívicos para que jueguen con otros niños y que vean que hay otros tipos de vida.

-Pero cuando se habla con los chabolistas y con algunos voluntarios que trabajan allí se da una imagen totalmente diferente.

-Los técnicos municipales van a trabajar con ellos todas las semanas. Hay un estudio realizado de cada una de las familias y sabemos los problemas de cada una de ellas, así como lo que les podemos dar. Eso sería imposible tenerlo si no se hubiera hecho un trabajo de campo previo. Es verdad que cuando se va allí pueden decir que se hace nada y yo no quiero decir que mientan, pero lo que puedo decir es que el equipo de chabolismo conoce a cada una de las familias, les ha informado y hace seguimiento de su situación. Pero siempre digo que la concejalía tiene una cartera de recursos, pero no unos recursos a la carta. No puedo dar a cada familia lo que me pide, pero le puedo ofrecer unos recursos para salir de allí.

-Quizás lo más adecuado sería darles un medio de vida, aunque eso implica una formación.

-Hay dos programas Acceder, uno para que adquieran habilidades laborales y otro que se desarrolla con empresas de la ciudad para que accedan a contratos de trabajo. Este año llevamos más de 20 contratos realizados, aunque no con 20 personas porque algunos de ellos son renovaciones de otros anteriores. Lo que pasa es que hay gente que no quiere esta formación y yo no puedo obligarla.

-¿Cómo se explica que haya quien rechaza salir de allí?

-Desde nuestro punto de vista parece imposible que alguien quiera seguir viviendo allí, pero es que cada uno elige su modo de vida. El problema sería que no hubiera medios para salir de allí, y ellos solo tienen que querer hacerlo. Todo aquel que quiso salir, salió. Pero no conozco las razones íntimas por las que algunas personas no quieren salir de allí.

-¿Es cierto que algunos realojados de Penamoa tuvieron que dejar sus viviendas al dejar de recibir ayudas?

-Hacemos un seguimiento en colaboración con la Fundación Secretariado Gitano y lo que me consta es que todas las familias que recibían ayudas siguen con ellas y en sus viviendas, pero las ayudas no son eternas. A mí no me consta que haya ninguna familia que haya tenido que dejar su vivienda.

-Pero hay continuas noticias en ese sentido.

-En este tema hay mucha intoxicación. Leo muchas noticias que sé que no son ciertas, pero contra la mentira es muy difícil luchar. Hacemos un seguimiento con los técnicos municipales y con las ONG que colaboran con nosotros, como Secretariado Gitano, Antonio Noche y Arquitectos sin Fronteras, que también tiene convenio con nosotros.

-Esa organización es muy crítica con la labor en A Pasaxe.

-Algún voluntario es muy crítico, pero la institución no, ya que no ha presentado ninguna denuncia y no se ha dirigido a mí.