Los trabajadores de la fábrica de armas siguen en vilo por su futuro. Tres meses después de que General Dynamics decidiese poner fin a la producción de la factoría tras más de 76 años de actividad ininterrumpida, la Xunta de Galicia no ha decidido qué hacer con el futuro de la planta pese a tener al menos un proyecto sobre la mesa.

La demora del Ejecutivo ha alimentado los temores de una plantilla que reconoce estar sumida "en una gran incertidumbre" y de una empresa, el grupo IFFE, que se ha postulado como el único interesado por hacerse con la gestión futura del complejo.

Y el tiempo de maniobra del Gobierno no es ilimitado. El próximo 4 de octubre General Dynamics entregará de manera definitiva las instalaciones al ministerio de Defensa en el marco del periodo de retrocesión. Un proceso dentro del que la multinacional norteamericana podrá disponer de la maquinaria que se encuentra en el interior de la planta para trasladarla a otras fabricas del Estado o simplemente para destinarla a chatarrería. De hecho, la pasada semana la empresa ya ha llevado piezas de la factoría, como componentes empleados para la fabricación de maquinaria armamentística o productos ya elaborados.

Desde IFFE aseguran que "ya está todos los papeles entregados" y se mantienen a la espera del visto bueno del Gobierno gallego. El Ejecutivo debe aclarar si apuesta por mantener la planta abierta, otorgando la gestión a esta compañía, o si opta por el cierre definitivo y la pérdida de los puestos de trabajo.

Otra de las dudas que surgen, será el papel financiero que jugará el Gobierno gallego en el proyecto. Un papel que desde el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) no han querido aclarar ayer a este diario y que desde la empresa aseguran que podría consistir en "un modelo de financiación mixta o avales".

El presidente del comité de empresa, Roberto Teijido, pidió ayer al Gobierno que actúe cuanto antes "porque el tiempo juega contra los empleados" y alertó de la necesidad de que la maquinaria permanezca en A Coruña y no sea desmantelada por General Dynamics. "Estas máquinas fueron compradas en su mayoría por una empresa pública y son del estado", aseguró. El ministerio de Defensa, sin embargo, manifestó que el grueso de la maquinaria "pertenece a la multinacional".