La celebración el próximo día 20 del Día Universal de los Derechos de la Infancia sirve de marco para una conversación acerca de la protección a los menores en Galicia en la que participan la directora xeral de Familia e Inclusión y representantes de Fundación Meniños, Cruz Roja y Aldeas Infantiles, entidades que trabajan en este campo en la comunidad gallega, que exponen su visión acerca de las necesidades de los niños en riesgo de desamparo.

A. González: En la Xunta tenemos el firme compromiso del apoyo y protección a la infancia, que es siempre importante, no solo cuando hay situaciones económicas complicadas como las actuales. Consideramos que los menores son un pilar fundamental para nuestro futuro y, a pesar de la crisis, las partidas tanto para familias como para infancia no han minorado, sino que se blindan y en algún programa incluso se han incrementado.

M. Castelao: En el programa de familias acogedoras de Cruz Roja se sigue trabajando con unas cifras muy similares y con unas casuísticas muy similares, ya que el número de niños que llegan al acogimiento y sus causas es el mismo, porque hay alguna que es la situación económica, pero ella sola no hace que un niño precise protección, sino que hay muchos factores que influyen en esta situación. Cruz Roja ha reforzado mucho sus programas para las familias, como el apoyo escolar o la entrega de materiales como alimentos o productos de higiene infantil.

R. Freire: Nosotros estamos notando la crisis como cualquiera, pero tenemos la ventaja de tener muchos socios que son nuestro colchón y además la Administración siempre nos ayuda muchísimo. Comenzamos con niños huérfanos, que era mucho más fácil, y luego pasamos a hijos de familias desestructuradas, a los que desde hace seis años acogemos en centros de día como el de Pontevedra, en el que tenemos 60 niños. A causa de la crisis, cuando vuelven a casa se llevan la merienda y la cena, que son cosas que antes no pasaban.

R. Antón: Quisiera subrayar el compromiso de la administración autonómica con la integración familiar, porque ha apostado por ella precisamente en el momento en que la realidad es más cruda y se han incrementado los equipos en las zonas más pobladas, como A Coruña y Vigo. Las circunstancias de la crisis quizás hayan variado algo el perfil de las familias, pero las dificultades que había antes están y estarán cuando no haya crisis. Hemos tenido que adaptarnos y de fortalecernos, así como empezar a trabajar con entidades que están a nuestro lado para aprovechar sinergias. Estos años hemos aprendido a coordinarnos y a aprovechar los recursos de cada uno para dar una atención más integral.

R. Freire: Es importante que no nos centremos solo en lo que hace nuestra asociación, sino que tiene que haber un abanico grande para que nos podamos ayudar unos a los otros. Y además aprendemos muchísimo de los demás porque cada uno trabaja de una manera pero al fin y al cabo todos trabajamos con la infancia.

A. González: Desde la Administración y las entidades hay que trabajar en red y buscar las sinergias para ayudarnos unos a otros. La Administración tiene que poner recursos y programas para dar las máximas oportunidades de integración a los menores y ayudarles en su desarrollo personal, pero también con programas de prevención porque eso va a ayudarnos mucho en el futuro a actuar de distinta forma. Por eso es muy importante el apoyo a la familia, porque el sitio donde mejor está un menor es su propia familia. Por eso desde la Xunta apostamos por la integración y la orientación familiar, y también lo hacemos por la protección, ya que hay niños en situación de riesgo o desamparo, para quienes hay medidas como el acogimiento familiar, que para nosotros es muy importante porque al menor se le está dando una familia, ya sea la extensa del propio menor o una ajena. Me gustaría destacar el esfuerzo que hacen las familias acogedoras para tener en su seno a otro miembro e incluso a otros porque intentamos que todos los hermanos estén juntos.

M. Castelao: El número de familias acogedoras que tenemos en Cruz Roja es más o menos el mismo que antes de la crisis, aunque es cierto que hay personas que se interesan por la acogida y que cuando conocen el proceso a veces se echan atrás por la situación de incertidumbre laboral, pero de momento no son cifras significativas. Estas familias son personas como cualquier otra y a las que las une la búsqueda de la mejora de la vida de los niños.

R. Freire: Hay un programa muy importante que está dedicado a las familias para que cuando los niños vuelvan a ellas estén preparadas para atenderles adecuadamente. Hay que enseñarles de todo, incluso a poner una lavadora, y nosotros estamos haciendo ese trabajo y no solo con las familias de los niños que tenemos acogidos. Si estamos haciendo un trabajo con los niños y el fin de semana vuelven a su casa y ven allí todo lo contrario de lo que se les enseña, se vuelven locos.

R. Antón: Nosotros también tenemos esa experiencia y vemos que el trabajo con la familia es fundamental, porque los niños no pueden volver a casa y ver que no reciben una atención mínima.

R. Freire: A nosotros nos pasaba eso al principio, que los niños tenían su propia cama, comían y se duchaban todos los días y al volver a su casa creían que sus padres no les querían y se enfadaban con nosotros.

R. Antón: Uno de los aspectos más destacables que nos encontramos ahora es la solidaridad de la gente, ya que precisamente cuando los niños necesitan más apoyo nos llaman para hacer donaciones de todo tipo y ofrecerse para colaborar. Nuestras existencia sin el voluntariado sería ahora impensable y querría destacar esa ola de solidaridad porque me parece realmente increíble, porque hay gente que también está apretada pero quiere estar ahí, de la manera que sea, con horas de trabajo o donando algo.

M. Castelao: Una de las iniciativas que pusimos en marcha fue la de Agora máis que nunca, que se basa en el intercambio de materiales mediante la solidaridad y en la que entre las cosas más demandadas están las relacionadas con los niños, como carritos y cunas, que son un gasto extra para las familias. En el tema del voluntariado se está notando mucho el aumento de los socios, que ha sido notable en Galicia y en el que es curioso que a veces el que no es el que más tiene el que más da.

A. González: Hay que destacar que también tienen que existir los centros de menores porque todos sabemos que hay muchas familias que quieren ser acogedoras y de hecho el 66% de los menores en programas de protección están en acogimiento, pero en momentos determinados hay menores que no encajan en una familia ajena o la familia extensa no puede hacerse cargo de él. También hay menores con necesidades especiales porque pueden estar cerca de los 18 años o tener enfermedades o discapacidades que hagan difícil encontrarles una familia de acogida. Por eso tiene que haber el recurso de los centros y la Administración tiene que velar porque se ofrezca a los menores educación, atención sanitaria y el cariño que puedan necesitar. También nos interesamos en la Xunta por la integración laboral de estos niños y tenemos para ellos el programa Mentor para menores a partir de 16 años que extendemos hasta los 25 porque la situación social de estos jóvenes no cambia el día que cumplen los 18. Este programa está coordinado además con viviendas tuteladas, de forma que puedan llevar una vida autónoma a partir de la mayoría de edad. Otro programa es el que trata de evitar los desahucios de familias por ejecuciones hipotecarias, ya que también así se ayuda al menor.

R. Antón: Nuestro trabajo se realiza fundamentalmente con las familias y los resultados son positivos porque el trabajo a medio plazo logra cubrir las necesidades básicas de los menores. Hay un porcentaje de intervenciones nuestras que no llegan a cubrir los objetivos, pero para estas familias hay otros recursos específicos. Nosotros siempre decimos que todas las familias tienen recursos y capacidad de cambio, y realmente nos lo demuestran, ya que incluso familias con situaciones muy complicadas salen adelante. Por eso creo que los programas de prevención son muy necesarios, ya que suponen un ahorro para la sociedad y cuanto antes se trabaje con los niños será mucho mejor para todos.

M. Castelao: Hay que aclarar además que las familias que dan sus niños en acogida a veces solo tienen un problema temporal, como el ingreso en un hospital durante un largo periodo de unos padres que no tengan familiares que puedan hacerse cargo de los niños.

A. González: Es cierto que hay niños tutelados porque tienen una situación de desamparo, pero también hay más de 500 niños que están en guardas porque su familia circunstancialmente no puede hacerse cargo de ellos y la Administración tiene que estar ahí. Cuando estamos hablando de acogimientos, hay que destacar que los menores siguen teniendo contacto con sus familias de origen porque es necesario, ya que esta medida debe ser temporal y el menor debe volver con su familia en el menor tiempo posible. Me gustaría destacar ante los riesgos que sufren los niños la existencia del Teléfono del Menor, el 116111, ya que hay mucha gente que no lo conoce y es muy importante, ya que cualquier persona puede informar las 24 horas del día y de forma anónima de que un niño sufre desprotección. También es importante porque el propio menor puede llamar a ese teléfono y decir lo que le está pasando, por lo que es muy interesante para poder descubrir situaciones de desamparo.