La planta de embotellado de Coca-Cola ya no es de Begano pero la ciudad tiene en las instalaciones uno de sus emblemas industriales. La macroembotelladora en la que se integró el pasado año, Iberian Partners, anunció el cierre de cuatro de las once fábricas en la península pero sin especificar cuáles son las localizaciones señaladas.

Será a partir de enero, según los responsables de la empresa, cuando se conozcan más detalles de sus planes, una "reorganización" con cuatro cierres, que podría afectar a una parcela que el Plan General de Ordenación Municipal en vigor califica como industrial. El documento, además, reserva una parcela anexa para facilitar una posible expansión de las instalaciones.

El arraigo de la empresa entre los coruñeses se gesta en los años sesenta del siglo pasado, cuando los arquitectos Andrés Fernández-Albalat y Antonio Tenreiro diseñan el primer edificio al pie de Alfonso Molina. De hecho, el PGOM aprobado este año otorga protección estructural a este prisma de vidrio y metal. Los redactores del documento urbanístico destacan su interés histórico y arquitectónico. Histórico por estar considerado un "hito que marca la reincorporación de Galicia a la arquitectura moderna tras el paréntesis de la guerra" y arquitectónico por ser de "gran calidad de diseño y construcción influida por la arquitectura fabril de los años cincuenta en Estados Unidos.

Las instalaciones han quedado acorraladas y con dificultades de ampliación. El plan general dibuja un polígono de 22.115 metros cuadrados, situado junto al colegio Peñarredonda, para permitir el desarrollo de la planta de Coca-Cola, para ampliar el centro educativo y para generar espacios libres. Respecto a Begano incluye dos zonas: una para uso industrial y otra industrial-comercial. En torno a 2004, se trató la posibilidad de que la firma adquiriese una serie de terrenos del colegio, operación que finalmente no fructificó.

Begano llegó a comprar una gran parcela en el antiguo municipio de Oza dos Ríos para ubicar un gran centro logístico de la marca en el noroeste pero la fusión de las diversas empresas que, como ella, embotellaban los refrescos de la marca en España congeló el proyecto. Era una de las grandes esperanzas de prosperidad del concello fusionado. Los terrenos no se integraron en Iberian Partners sino que quedaron en manos de Gadisven con una opción de compra de cuatro años para la primera. El alcalde de Oza-Cesuras, Pablo González, confió ayer en que el ámbito pueda albergar todavía la gran embotelladora del noroeste.