-Se había presentado al concurso para reformar la Marina en 2007 y su proyecto quedó segundo, ¿qué diferencias hay entre esta propuesta y la que planteó entonces?

-Bueno, esto no es un concurso, es un encargo de la Autoridad Portuaria. Básicamente estamos trabajando con las mismas ideas, pero este es un trabajo distinto. Existe una colaboración permanente con los técnicos municipales y con los de la Autoridad Portuaria y con la gente de Patrimonio. El trabajo es muy complejo desde el punto de vista legal y técnico. Es un proyecto conjunto de las tres administraciones y nosotros lo que brindamos es nuestro apoyo técnico y nuestros humildes conocimientos.

-Es un planteamiento ambicioso, presupuestado en unos tres millones de euros, ¿cómo cree que se desarrollará la ejecución del proyecto?

-Esta obra ya comenzó. Lo que no puede hacer el Ayuntamiento ni ninguna Administración es abrir una zanja y taparla o dejarla sin tapar. Es inevitable reurbanizar porque, evidentemente, la actuación del túnel no es abrir una zanjita para meter un tubito. Es una obra de cierto tamaño, va a haber restricciones de tráfico y esas cosas, pero no hay otra forma de hacerla. La obra parte de una decisión muy importante por parte del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria, que es la de hacer el túnel. Sin el túnel no sería posible nada de esto. Esa vía es la que permite que se peatonalice la zona, sin ella sería imposible un proyecto de este tipo. A partir de ahí, los plazos de ejecución se basan, prácticamente, en ir detrás de las obras del túnel. Según estas actuaciones vayan avanzando, los trabajos de urbanización de la parte superior lo harán también, poniendo en marcha las infraestructuras que, durante un tiempo, van a estar ahí funcionando, como los viales y todo lo que hay que tocar para poder penetrar y hacer el túnel.

-¿Entiende las críticas de vecinos y partidos políticos a la ejecución de este túnel que tan importante es en su proyecto, pero que llega en una época de recortes en sanidad y en educación?

-Evidentemente, las prioridades siempre son objeto de opinión. Aprovechamos una inercia ya existente. Hay una aportación de fondos privados de aproximadamente el 50% del total del convenio. Supongo que eso habrá animado notablemente a las administraciones a acabar este asunto. Hay que recordar que llevábamos casi cuatro años con un agujero ahí delante de O Parrote y, de alguna forma, las cosas hay que terminarlas. Yo creo que, aprovechando estas circunstancias se produjo el momento decisivo para tomar esta determinación, así como la presencia de fondos privados y la situación real de la zona, que supongo que les habrá animado a continuar con este trabajo.

-Después de la experiencia en O Parrote, ¿confía en que se cumplan los plazos de ejecución?

-Se han hecho las cosas de forma diferente y contamos con una completísima información de todo lo que nos podemos encontrar en esa zona. Se han hecho estudios por el trazado. Los elementos a respetar y a conservar están completamente localizados. No se esperan sorpresas, aunque las obras son siempre obras. Esperamos que los datos con los que hemos trabajado sean fiables y no haya sorpresas.

-La inauguración está marcada para 2015, dos meses antes de las elecciones municipales, ¿responde a un plan ya estudiado?

-Es un tema del que no me corresponde opinar. Para nosotros ha sido una continuidad de trabajo. Nos alegra que se avance y ya está.

-Supone un gran cambio para la ciudad, ¿fue un reto enfrentarse a él?

-Sí, pero cuando las decisiones que se toman son las correctas, el trabajo de los técnicos es mucho más fácil. Una vez que se resuelve el problema principal de la zona, que es la carga de tráfico, el trabajo gordo ya está hecho lo que queda es no equivocarse. La siguiente cuestión fue afrontar el reto de dotar a esa zona de una sola cota, de un solo nivel de funcionamiento, para que no haya que andar subiendo y bajando escaleritas ni bordillos, que la gente pueda caminar desde María Pita hasta el mar sin ningún tipo de riesgo ni peligro. Esa es una sensación que la gente solo podrá disfrutar cuando la vea, porque es algo nuevo. Acceder a sitios que nos han sido prohibidos. Actualmente, casi el 70% de la Marina es asfalto, está a disposición del tráfico. Es una isla rodeada de coches. Esa sensación va a ser muy agradable. A lo mejor no es fácil imaginarlo, porque estamos muy lejos, pero yo creo que va a ser una sensación muy agradable.

-¿Teme al resultado final? Que este proyecto se convierta en objeto de críticas, como las terrazas de María Pita o Palexco, que nunca llegaron a cuajar en la ciudad...

-Miedo no suelo tener en estas cosas. Creo que hay poco que temer. En cuestiones de estética siempre hay opiniones, pero lo más importante es el fondo. Liberar la tensión de tráfico y que sea para caminar los ciudadanos sin restricción, están apuntalando de forma poderosa lo que ahí se va a hacer. Hemos procurado plantear soluciones que puedan pasar por el filtro del tiempo. Nos podemos equivocar en alguna coma, pero no en el contenido del texto.

-¿Qué diferencias hay entre este proyecto que le encargaron a usted y el que había ganado el concurso en 2007, de José González Cebrián?

-No conozco en profundidad el proyecto de mi amigo Pepe, pero la gran diferencia está en que este es de cota única y que no hace un parque como tal. Es distinto.